La crisis de Renault fuerza al Gobierno francés a nombrar un nuevo presidente
El Consejo de Ministros francés nombrará hoy presidente director general (PDG) del grupo Renault a Georges Besse, con el diricil encargo de reducir a la mitad el enorme déficit de la compañía, 9.000 millones de francos (más de 162.000 millones de pesetas), y volver a situarla entre las tres primeras grandes constructoras europeas. Renault ha pasado en un solo año de ocupar el primer puesto en Europa, con el 12,6% del mercado, a la sexta, por detrás de Ford, Fiat, Volkswagen, Peugeot y General Motors.El Gobierno socialista pretendió que Renault se convirtiera en un espejo de las nacionalizaciones. De ahí su gran nerviosismo cuando el grupo ha comenzado a hacer agua, convirtiéndose en la empresa francesa con mayor déficit de explotación. La primera cabeza en caer ha sido Bernard Hanon, de 53 años, nombrado presidente en 1981 y reconfirmado en su cargo hace sólo seis meses por el nuevo primer ministro Laurent Fabius. El Gobierno parecía creer que el lanzamiento del modelo Super-5 mejoraría los resultados de la empresa, pero han bastado pocos meses para comprobar que el super-5 no es un agua milagrosa, sino más bien un nuevo fracaso. Hanon, un hombre que siempre ha trabajado para Renault, supo que su cargo estaba en peligro la semana pasada, cuando el propio jefe de Estado, François Mitterrand, afirmó ante las cámaras de televisión que estaba preocupado y que se imponían nuevas medidas.
Los críticos de Hanon le reprochan no haber reaccionado a tiempo ante el derrumbe del mercado interior (consecuencia del programa gubernamental de austeridad), de haber contemporeizado demasiado con los sindicatos y de haber sido incapaz de poner en marcha un auténtico plan de modernización, por muy doloroso que resultara. Sus amigos, por el contrario, afirmañ que el fracaso no es suyo sino del Gobierno socialista, que le ha exigido la paz social y ha mantenido una política vacilante.
Hanon intentó un acuerdo con los sindicatos para suprimir 9.000 puestos de trabajo sin que se produjeran despidos forzosos, sinojubilaciones anticipadas, retorno financiado de emigrantes e indemnizaciones voluntarias. El sindicato comunista CGT, pese a no ser ya la única central en Renault, dio el portazo a las negociaciones y todo quedó en suspenso.
Sobran 20.000 trabajadores
Los expertos aseguran que sobran 20.000 puestos de trabajo en las fábricas de Renault en Francia, que emplean a 98.000 trabajadores. El nuevo presidente, Georges Besse, llega al puesto con una dificil papeleta, pero precedido de la fama de hombre pragmático y negociador duro. Besse, que tiene 58 años, no ha estado relacionado con la industria del automóvil, pero, ha hecho una labor notable en el grupo químico Pechiney, que bajo su dirección ha pasado en dos años de 4.500 millones de francos de pérdidas a 500 millones de beneficios, mediante la supresión de 4.000 puestos de trabajo.
Para la filial española, FASA-Renault, las cosas no están marchando mucho mejor. Con algo de retraso respecto a su casa matriz, la crisis también ha hecho acto de presencia. En estos momentos, la empresa ha conseguido que le sea aprobado un nuevo calendario de regulación de jornada para 1985, que supera los 40 días y que supone reincidir en una medida ya aplicada en el pasado ejercicio, donde se redujeron 50 días de jornada. Los responsables de FASA se encuentran negociando con los sindicatos un plan de bajas voluntarias, que afectaría, según la empresa, a unos 1.200 trabajadores.
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