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La larga marcha

Han pasado más de 10 años desde aquella grabación, tiempo suficiente para que los padres de la criatura perdieran el rastro de su paternidad. Oriol Regás vendió sus acciones de Bocaccio Records a Alain Milhaud; desde entonces no supo más del proyecto y ni siquiera llegó a conocer al compositor Igor Makhévitch, quien se encargó de la parte musical luego de que Penderecki, con quien había conectado en principio, renunciara a ello por otros compromisos.Por su parte, Vázquez Montalbán firmó un contrato con Milhaud, integrado entonces en la Compañía Fonográfica Española que tiempo más tarde absorbería la firma Zafiro. Tampoco el escritor, sin embargo, conoció el producto final, en el que intervenían, a parte de Dalí, Alain Cuny en el papel de ángel, Catherine Allegret (hija de Simone Signoret) en el papel de narradora, la soprano Eve Brenner como Ana de Bretaña, los coros de la radiotelevisión francesa y mucha música de percusión.

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Dalí, divinizado en una ópera

Los derechos de la obra quedaron para Milhaud. Distribucions d'Art Surrealista, SA, la empresa que ahora edita la ópera, aparece mucho más tarde, tras haber adquirido hace cosa de dos años la librería Surrealista, emplazada junto al Mueso Dalí de Figueres.

El gerente de dicha empresa, Eduard Fornés conoció fortuitamente la existencia de la ópera: "Quedé inmediatamente entusiasmado. Hubo largas negociaciones para la compra de los derechos y sé que pagué bastante más de lo que debía pagar, pero creo que la cosa valía la pena, antes de que fuera a parar a manos de los americanos" (a quienes, según parece, se intentó colocar el producto en más de una ocasión).

Posible representación

Fornés, llevado de su entusiasmo, no descarta la posibilidad de llegar a representar la ópera: "Estamos preparando un proyecto que pensamos proponer a Dalí, a través de los señores Descharnes, Pitxot y Domènech con quienes estamos en muy buenas relaciones, para ver si él quiere añadir alguna cosa. La verdad es que es muy difícil escenificar esta ópera y qué nadie podría substituir a Dalí, que debería intervenir como voz en off.

El proyecto más viable es el de realizar un espectáculo con rayos láser, actores, coro y orquesta. De momento, Eve Brenner ya nos ha dicho que estaría encantada de colaborar con nosotros. Más a largo plazo, podría incluso llegarse a hacer una película, cosa también prevista en el contrato". Estos días, Dalí ha remitido una carta al cineasta Antoni Ribas manifestándole su postura contraria a que dirija un filme basado en su vida.

Y hete aquí que la única ópera de Dalí, cuyo primer balbuceo se remonta a 1971, está a punto de ver la luz. Los ideólogos de la historia han quedado un tanto decepcionados, pues han vuelto a tener noticia del hijo perdido hace sólo unos días, por vía de sus padres adoptivos que ya se aprestan al lanzamiento. La historia de la obra es, como mínimo, tan surrealista como la obra misma.

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