_
_
_
_

Lluís Llach, saludado como "guerrillero de la canción catalana" en su presentación en París

El público parisiense de Lluís Llach llenó anteanoche el Théâtre de la Ville y le faltó poco para enfadarse con este "guerrillero de la canción catalana" (diario Le Figaro) al terminar el recital que repetirá hasta el próximo día 19. Los aplausos y el entusiasmo que saludaban al cantautor de Amor particular no le convencieron para que su actuación se prolongase sin fin, tal como lo deseaban las mil y pico personas asistentes al estreno. Para los franceses, Llach ya es un valor intocable, como lo fueron para ellos Jacques Brel o Brassens, o como lo es Leo Ferré.

Hace una docena de años que Llach llegó a París por primera vez con un disco bajo el brazo diciéndose comprometido. Desde entonces, todos los locales y públicos que cuentan y consagran en este país, lentamente, se han rendido: el sagrario internacional de la canción francesa, el teatro Olympia; el otro, que se llama Bobino, y desde hace algunos años el Théâtre de la Ville, donde ahora canta Tinc un clavell per a tu, de su último disco T'estimo, son ya algo así como su casa en Francia.El anti-Julio (Iglesias) que consagra la revista Metropolitain dice que "en su Cataluña natal Llach es tan conocido por lo menos como Gaudí, el arquitecto loco de Barcelona, o como el genial Salvador Dalí"; el diario Le Cotidien, de París, lo bautiza como el despertador de Cataluña; para el diario demócrata-libertario Liberation, "el canto de Llach es un himno de amor a Cataluña". Las más célebres publicaciones femeninas, como Elle y Marie France, se manifiestan seducidas por "el ojo y la voz de terciopelo de Llach". La primera escribe que "en París ya se sabe que es un cantante comprometido, pero no se comprende el mensaje; es decir, se conocen las grandes líneas del mismo, pero el detalle se ladea un poco; basta saber y sentir que, con él, se participa en una fiesta de la libertad. Llach es más que un cantante: es un amigo, sin duda alguna". Y la otra revista precitada sentencia: "Llach ha sabido hacer de su voz un instrumento; él lo usa con talento, cantando en catalán las canciones de siempre y de hoy; pero el lenguaje del corazón es universal".

Llach tira a los zarzales su estatuto de vedette y repite incansable: la intransigencia, la libertad, el compromiso demodé como hace ya 15 años, como cuando se haga viejo cantando (es lo que él afirma), es su moneda; y al modo taurino, el que quiera que la cambie, y el que no, "buenas tardes, señor".

Obstinación de la 'militancia'

Esta obstinación de la militancia, repetida por Llach en escena, todos la subrayan aquí porque gusta, o por lo contrario, o porque se considera pasada, o porque no se le ve el sentido cuando se calcula, como lo hacen algunos en la Prensa, "que Llach podía hacer una carrera a lo Julio Iglesias". En una conversación, ayer, el cantante se explicó esquemáticamente sobre el asunto para este periódico. Cuando se le hace observar que es más fácil entrevistarlo como político, Llach salta convertido en resorte: "Porque no soy sólo cantante, sino una persona que canta". ¿Ignora o rechaza la tercera revolución industrial y la civilización de la comunicación beligerante? "No rechazo nada, pero no quiero que esa civilización me devore, sino que pretendo utilizarla".Llach reconoce que es, como cantante, "un pequeño medio de comunicación, y como tal pienso seguir haciendo la puñeta". ¿Qué es eso? "Hacer la puñeta es decir sinceramente lo que pienso y lo que no se escribe en los medios de comunicación". Se enfurece, o casi, al recalcarle que impregna su recital de política: "Yo no impregno nada; todo está impregnado de política. Callar las cosas es un acto político, como decirlas".

Llach y Julio Iglesias acaparan en estos momentos la actualidad en París, cada cual a su manera. El catalán habla de Iglesias: "Me parece normal su triunfo, porque se ve que hay trabajo e inteligencia para manipular o utilizar los medios de comunicación; el delirio parisiense ante Iglesias ni me preocupa; no quiero de ninguna manera someterme al reinado absoluto de la publicidad; supongo que no durará esta manipulación".x

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_