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La negativa socialista a entrar en el Gobierno marroquí pone en aprietos a Hassan II

Cuatro meses después de las elecciones legislativas de septiembre pasado, el rey Hasan II de Marruecos confronta aún dificultades para nombrar al nuevo Gobierno que tradicionalmente sigue a esas consultas electorales. La negativa de la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) a entrar a formar parte del próximo Gabinete ha perturbado considerablemente la estrategia del monarca para los próximos seis años de legislatura, basada en una participación socialista en el poder que, en un exceso de lenguaje, su consejero Reda Guedira había calificado ya de "alternancia".En cualquier caso, la participación socialista, desde el punto de vista de la opinión pública, era la única capaz de sugerir que el monarca había optado por un cambio, y cualquier Gobierno que no les incluya contará con el prejuicio negativo de aquélla.

Se cree que sólo tres o cuatro ministros -Interior, Finanzas, Información, Educación- permanecerán en el nuevo Gobierno, aunque no necesariamente en esos mismos puestos. Abdellatif Filali, actual ministro de Información, es uno de los candidatos, aunque no el único, para sustituir al actual primer ministro, Karin Lamrani, o a añadirle una vicepresidencia.

Karin Lamrani debe someterse en breve a una delicada operación quirúrgica en Japón, que le mantendrá en las manos de los médicos durante cuatro meses. Además, se cree que su alejamiento del Oficio Jerifiano de Fosfatos (OCP) -el 80% de los ingresos en divisas del país-, motivado por su nombramiento al frente del Gobierno, perjudicó a ese organismo, que para Marruecos es más importante que el propio Gabinete.

El mayor interés está centrado en la cartera de Interior, que ya se pretendió dividir en dos ministerios, Interior (seguridad, gendarmería y fuerzas auxiliares) y Colectividades Locales o Administración Territorial. Se da por segura la salida del titular de Exteriores, Abdelhuahed Belekzis, ya marginado de los asuntos diplomáticos desde hace meses.

La actitud socialista favorece indirectamente al partido Istiqlal, que se suponía iba a quedar marginado del poder en esta nueva etapa, ya que el rey Hassan II no permitirá que socialistas e istiqlalíes, es decir, todo el nacionalismo marroquí, estén en la oposición.

Lo que ya está claro es que las elecciones del pasado 14 de septiembre serán testimoniales en lo que a la formación del Gobierno se refiere, pues ni el partido ganador, Unión Constitucional, formará Gobierno -eso corresponde constitucionalmente al rey- ni su secretario general, el ex primer ministro Maati Buabid, cuenta con el favor de las apuestas de los medios políticos marroquíes.

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