El Gobierno español considera la actuación portuguesa "un acto desproporcionado"

El Gobierno español, a través de su portavoz, Eduardo Sotillos, calificó ayer el suceso en el que perdió la vida Juan Flores Guzmán, de 37 años, como un "acto desproporcionado", y dijo que se había solicitado de Portugal "una investigación inmediata y urgente"."Se trata de una acción completamente desproporcionada", dijo, que preocupa al Gobierno español". No obstante, Sotillos añadió que no podía "extrapolarse" este "acto aislado" en el conjunto de las relaciones bilaterales entre ambos países.

En Ayamonte existía ayer un ambiente de gran indignación por la muerte de Juan Flores, abatido de un disparo en el corazón por la Guardia Fiscal portuguesa. A mediodía de ayer, unos 500 vecinos se concentraron en la plaza de La Laguna, en señal de protesta, y celebraron una asamblea, a la que asistieron también familiares del fallecido.

En un ambiente de gran nerviosismo, los asistentes decidieron marchar hasta el puesto fronterizo para interrumpir la llegada del transbordador, único medio de comunicación con Portugal a través del río Guadiana. Durante la reunión, el dirigente de Comisiones Obreras Gerardo González calificó el suceso de "humillación nacional".

Tras llegar al pequeño puerto, los manifestantes desistieron de realizar la acción prevista para evitar -según afirmaron testigos presenciales- que Portugal tomara alguna represalia y retrasase la devolución a Ayamonte del cadáver de Juan Flores.

En el otro lado de la frontera, en la localidad portuguesa de Vilarreal de San Antonio, también se produjeron protestas durante el día de ayer.

Para hoy están previstas nuevas manifestaciones en Ayamonte. Grupos de izquierda han hecho un llamamiento para que el comercio cierre en señal de protesta. Entretanto, los comerciantes han iniciado una colecta para ayudar a la mujer de Juan Flores y a sus dos hijas, de nueve y dos años de edad.

Juan Flores era tapicero de profesión, aunque poseía una pequeña embarcación con la que, según sus familiares, pescaba los fines de semana para aumentar sus ingresos. Luego, vendía el marisco en los bares del pueblo, actividad muy frecuente en Ayamonte.

Familiares y amigos de Flores negaban ayer que éste se dedicara al contrabando de marisco con Portugal. Otros, aun dando por buena la versión portuguesa, manifestaban que habría bastado una llamada telefónica al puesto fronterizo español para que el pescador hubiera sido detenido al llegar a puerto.

Igualmente, se comentaba en Ayamonte que el lugar donde la Guardia Fiscal portuguesa dio el alto a Juan Flores es una pequeña cala en la que la huida resulta muy difícil, por lo que era innecesario hacer uso de armas de fuego para disuadir al supuesto contrabandista, que, además, poseía una embarcación de muy escasa potencia, a la que era fácil dar alcance.

El Gobierno español informó ayer a los familiares de Juan Flores que ponía a su disposición un abogado portugués para que éste reclamara de Lisboa responsabilidades e indemnizaciones.