Los "disparos de advertencia" de la Guardia Fiscal lusa alcanzaron en el corazón a un presunto contrabandista español
Juan Flores Guzmán, de 37 años, natural de Ayamonte (Huelva), resultó muerto a la una de la tarde del sábado en la frontera fluvial del Guadiana por un "disparo de advertencia -según la versión oficial portuguesa- realizado por la Guardia Fiscal lusa y que le alcanzó en el corazón. Juan Flores intentaba presuntamente trasladar a España varias cajas de marisco portugués. El suceso causó emoción en la población del lado lusitano, pero las autoridades de Lisboa minimizan la gravedad del hecho, que atribuyen a un lamentable accidente".
El teniente coronel Margarido, del comando general de la Guardia Fiscal, lamentó el domingo lo ocurrido, que, en su opinión, "no debe alterar las buenas relaciones que existieron siempre entre las autoridades fronterizas españolas y portuguesas, empeñadas conjuntamente en la lucha contra el contrabando entre los dos países".La autopsia, que se realizará hoy lunes, aclarará seguramente las circunstancias exactas de la muerte de Juan Flores, y explicará cómo disparos "al aire" realizados con pistolas han podido causar el tipo de heridas que se observan en el cadáver.
En efecto, el cuerpo del malogrado español presenta dos heridas provocadas por un único proyectil que entró debajo del brazo derecho y salió por el lado opuesto a la altura del corazón, lo que parece indicar que el tiro fue hecho a muy corta distancia, "prácticamente a quemarropa", según un testigo ocular.
Intento de huida
Según la versión oficial lusa, los hechos sucedieron el sábado cerca de las tres de la tarde, hora local (cuatro de la tarde, hora peninsular española), cuando -una patrulla de la Guardia Fiscal portuguesa compuesta por un cabo y dos soldados sorprendió a dos individuos que transportaban cajas desde un motocarro a una pequeña lancha del tipo patera en el lugar conocido como Steiro da Carrasqueira, sobre el río Guadiana.
Los dos individuos trataron de huir cada uno por su lado y la Guardia Fiscal hizo seis o siete disparos al aire con sus pistolas individuales, uno de los cuales alcanzó a uno de los que huían, el español Flores Guzmán, que había logrado entrar en el barco y que murió en el camino hacia el hospital de Vilarreal de San Antonio, adonde era llevado. El otro individuo, el portugués Antonio Silva Monteiro, fue detenido por la Guardia Fiscal y presentado ante los tribunales.
Siempre según el teniente coronel Margarido, la Guardia Fiscal se limitó a cumplir las normas; y si bien se verificó después de los hechos que se trataba de un caso de contrabando de poca importancia, los agentes de la autoridad no conocían cuando iniciaron su intervención la naturaleza de la carga transportada: cinco cajas de langostinos de cerca de 40 kilos cada una. El portavoz de la Guardia Fiscal recordó que en febrero del año pasado dos agentes de la misma corporación habían sido "bárbaramente asesinados" por contrabandistas en una playa de la misma región, cerca de la localidad portuguesa de Albufeira.
En este caso también podía tratarse de contrabando de tabaco droga o armas, explican las autoridades portuguesas, que aseguran que de todas formas los hechos serán analizados "hasta sus últimas consecuencias" por la Policía Judicial portuguesa, que se hizo cargo de las investigaciones.
El domingo por la mañana, el embajador de España en Lisboa, Ramón Fernández de Soignies, se personó en Vilarreal con el ministro consejero Alberto Aza para asistir a una reunión en el Consulado General de España en la que participaron, por parte española, un representante de la Junta de Andalucía, los alcaldes de Ayamonte e Isla Cristina, así como representantes de la capitanía de Isla Cristina y de la comandancia de Ayamonte. Por parte lusa estuvieron presentes un delegado del Gobierno Civil de Faro -próxima a la frontera-, el alcalde de Vilarreal y representantes de las autoridades forenses.
Joaquín de Méndez, cónsul de España en Vilarreal, se extrañó de que no asistieran a la reunión ni la Guardia Fiscal portuguesa ni la Policía Judicial. Según el cónsul, el alcalde de Vilarreal expresó la condena de la población local por la intervención desproporcionada de la Guardia Fiscal.
El cónsul de España dijo a la viuda de Flores Guzmán que esperaba que el cuerpo fuera entregado a la familia en la tarde del lunes para su traslado a Ayamonte.
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