Las monjas norteamericanas amonestadas por el Vaticano se niegan a retractarse

Las 24 monjas amenazadas de expulsión de sus órdenes por haber firmado un documento en el que abogaban por la libertad de conciencia de cada individuo frente al aborto no piensan retractarse, como exige el Vaticano, y aseguran que Roma ha reaccionado con excesiva dureza, de forma que pone en peligro el derecho de todo católico a expresarse libremente en el seno de la Iglesia. En diferentes entrevistas, varias de las 24 monjas afirmaron que el comunicado del Vaticano les produjo una mezcla de irritación y desánimo.

En sus respuestas abordaron una serie de problemas complejos como son la capacidad de los católicos para disentir de la opinión de la jerarquía o el papel de las mujeres en la Iglesia católica.El Vaticano afirmó el pasado 18 de diciembre que las monjas deben rectificar su actitud en favor de la libre decisión del individuo ante el tema del aborto.

"¿Cómo podemos retractarnos de la verdad?", se preguntó Donna Quinn, una de las monjas firmantes de la declaración criticada por el Vaticano. Quinn es miembro de la orden de las dominicas y directora ejecutiva de la organización de mujeres católicas de Chicago, un grupo formado por seglares y religiosas.

Otra de las firmantes, Ann Patrick Ware, una experta en temas ecuménicos, señaló que el documento del Vaticano era propio de un "Estado totalitario donde una no puede decir lo que piensa por miedo a ser expulsada".

Doce de las monjas afirmaron, tras subrayar que no hablaban en nombre de: las firmantes del documento, que han sido tratadas injustamente por el hecho de haberse expresado con libertad como católicas e indicaron que sus opiniones debían tener cabida en la Iglesia. Señalaron que respetaban la autoridad del Vaticano para hablar sobre el aborto pero que no entendían que éste fuera un tema dogmático.

Otras monjas se negaron a hablar sobre el tema y algunas indicaron que sus declaraciones podían agravar su situación.

Preocupación

Las monjas firmantes del documento viven en diferentes regiones de Estados Unidos y trabajan en universidades, cárceles, oficinas públicas y hospicios. La mayoría dijo desconocer cuál sería el resultado final de la polémica, pero todas mostraron su preocupación por la posibilidad de ser expulsadas de sus órdenes."La idea de que alguien ajeno a mi comunidad pueda llamar a mi superiora para expulsarme es poco generosa...", señaló Ann Patrick Ware, de las hermanas de Nuestra Señora de Loreto. "Si la opinión disidente no es tolerada en la Iglesia es dificil comprender en qué se diferencia de un Estado totalitario donde uno no puede hablar por temor a ser perseguido".

Kathryn Bissell, analista de la comisión de regulación nuclear, con sede en Washington, insistió en que el tema del aborto debe dejarse a la conciencia de cada persona.

Barbara Ferraro y Patricia Hussey, hermanas de Nôtre Dame, indicaron que la firma del documento estaba relacionada con su compromiso con la condición de la mujer. Ambas trabajan en un centro para gente sin hogar.

El Vaticano indicó que las mojas pertenecen a la Iglesia y tienen la obligación de acatar su doctrina. El derecho canónico prevé que los religiosos pueden ser sancionados si atacan la doctrina de la Iglesia católica. El documento criticado por el Vaticano, firmado por 24 monjas, fue redactado por un grupo independiente autodenominado Católicos en Favor de la Libre Elección. Un total de 97 personas firmó el escrito, entre ellas dos sacerdotes.