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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Una nueva modernidad

Subirats propone la crítica como complemento necesario al elemento central de la tesis de Habermas: la comunicación. ¿Son estos elementos posibles hoy? ¿Hay indicios que permitan pensar en la consecución del Estado Social a un nivel superior de reflexión? (Habermas).La superación de la crisis en el mundo desarrollado parece haber quedado en manos de la revolución tecnológica. La ciencia y la tecnología se han convertido en los elementos paradigmáticos de la sociedad capitalista (obligando por inercia de conflicto de bloques a la atrasada sociedad de economía planificada). ¿Cuál es el precio dentro del sistema para montarse en el carro-cohete? La respuesta aparece clara: la distancia existente entre el entramado de producción y el individuo se amplia, queda el operario en compartimentos, aislado de lo demás y, lo que es más importante, de los demás.

La sociedad, para concretar el crecimiento, debe utilizar el mismo mecanismo de siempre: incitar el consumo. El hombre permanece, pues, definido como consumidor, manteniéndose el ascenso como una obligación moral. La propaganda y la competitividad nos sitúan en una apariencia de libertad, pero la realidad es que "la conciencia individual tiene un ámbito cada vez más reducido, cada vez más profundamente preformado" (Adorno).

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Permaneciendo en el mismo sistema, el relanzamiento será cuantitativo, pero logros como las 30-5 horas semanales ¿indicarán mejoras sociales? ¿Indicarán bienestar? De la misma manera, ¿no se han revelado inservibles los logros de los cincuenta-sesenta cuando son los trabajadores los machacados por la crisis de los setenta? ¿Soluciones? Si vamos a depender de la ciencia (y así debe ser, pues no queremos volver a unas cavernas cada vez más cercanas en un invierno nuclear), es necesario que ésta se libere de la dialéctica fatal del amo y del esclavo, que transforma la conquista de la naturaleza en el instrumento de la explotación y en la tecnología de su perpetuación en formas superiores (Marcuse).

Reordenar la ciencia supone entonces cambios políticos y sociales, esto es, una sociedad esencialmente diferente. No es, como dice Habermas, que la utopía del trabajo haya perdido su fuerza de conviccíón, sino que la facción encargada de llevamos a esa utopía (esa rimbombante economía de mercado) ha fracasado. Regresando al principio: ¿podemos recuperar la crítica y establecer una comunicación-solidaridad? En efecto, eliminemos, como dice Habermas, el poder y el dinero. Acabemos con la inercia que devora nuestras formas de gobierno. Insuflemos nuevos aires a la democracia (eliminando lo político de ser otro artículo de consumo). Terminemos con el papel que el dinero ocupa en la sociedad de la opulencia.

Recordemos de nuevo a Habermas en boca de Beneyto: recuperar lo social. ¿Cómo? Veamos por última vez a Marcuse: la idea de una educación dentro de la sociedad existente para una sociedad futura mejor es una contradicción, pero una contradicción que debemos superar si ha de darse un progreso armónico. Adorno, en un ensayo sobre la crítica cultural, acusa al crítico de elevarse por encima; escribe: "El espíritu crítico, si se queda en sí mismo, en autosatisfecha contemplación, no es capaz de enfrentarse con la absoluta cosificación que tuvo entre sus presupuestos el progreso del espíritu, pero que hoy se dispone a desangrarlo totalmente. Por tanto, critiquemos nuestra sociedad negativa y actuemos para hacer un nuevo orden más justo, donde el progreso no reproduzca los mecaniámos represivos. Adquiramos una voluntad colectiva (clase para sí marxiana) que transforme. la economía y el Estado en una verdadera democracia y un verdadero bienestar colectivo.-

Sevilla.

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