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Peligro de ruptura de la coalición israelí por las divergencias entre dos partidos religiosos

El Gobierno israelí se enfrenta a la primera crisis seria en sus tres meses de existencia. Una pequeña diferencia que separa a dos partidos religiosos en el seno de la coalición corre el riesgo de hacer estallar al Gobierno. Los observadores se preguntan si el conflicto va a acabar con el Gabinete de unión nacional que preside el laborista Simón Peres.

La dirección del Likud se reunió el miércoles de la semana pasada para decidir si el partido dirigido por Isaac Shamir (actual viceprimer ministro y titular de Asuntos Exteriores) permanece o no en el Gobierno. "La situación es grave, incluso muy grave", manifestó Shamir, "y el Partido Laborista será el responsable de la ruptura del Gobierno".Ouzi Baram, secretario general del Partido Laborista, declaró por el contrario que se trataba de "una tormenta en un vaso de agua", y el primer ministro Simón Peres previno contra las convulsiones inútiles, "en un momento en el que el Gobierno debe enfrentarse a problemas mucho más cruciales para el futuro del país, como el restablecimiento de la economía y la evacuación de Líbano".

La crisis, debida a un conflicto de poder que opone al Partido Nacional Religioso (PNR) y al Shas (guardias sefarditas de la Torá), surgió tras la formación del Gobierno Peres-Shamir. Gracias al primer ministro, se logró finalmente un compromiso, pero una historia poco clara de prerrogativas sobre el presupuesto concedidas a los consejeros religiosos locales reabrió las dificultades. El dirigente del Shas, el rabino Isaac Peretz, dimitió de su cargo en el Gobierno y el Likud amenazó con seguir sus pasos.

El primer ministro, Simón Peres, y su viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores, Isaac Shamir, se reunieron ayer en un esfuerzo por superar la crisis tras el Consejo de Ministros extraordinario, según informa la agencia Reuter.

¿Es posible que el Gobierno estalle a causa de una diferencia entre dos partidos que no suman más que ocho diputados entre los dos, sobre un total de 100 de la coalición gubernamental? Parece absurdo, pero no lo es si se sabe que los dirigentes del Partido Laborista y del Likud se preparan ya para su divorcio, que, en opinión de todos, es inevitable.

Diferencias Peres-Shamir

Cuando la economía del país vuelva a su cauce y se consume la retirada de Líbano, el Gobierno tendrá que enfrentarse a la reapertura del proceso de paz o al reinicio de la colonización judía en la Cisjordania ocupada, hoy congelada. Simón Peres -es un secreto a voces- prefiere la paz a las colonias. Isaac Shamir también quiere la paz, pero espera que la Judea y la Samaría bíblicas (Cisjordania ocupada) sean con el tiempo parte integrante de Israel.Esto supondría el fin del actual frágil Gobierno de unión nacional, y cada uno de los dos grandes partidos, el Likud y el Laborista, querrá entonces formar otro Gabinete, con mayoría limitada, bajo su dirección. En este caso, el menor aliado, incluso si no dispone más que de tres o cuatro diputados, será de una importante ayuda, indispensable incluso para obtener la mayoría necesaria en la Kneset (Parlamento israelí).

Peres protege al PNR y Shamir al Shas. Cada uno defiende hoy a sus fieles pensando en ese mañana en que pueda necesitarles. De ahí lo encarnizado de la lucha y, consecuentemente, la gravedad de la crisis.

A Peres le gustaría superar la crisis actual, ya que, según dice, sanear la economía y salir de Líbano mientras el Likud está en la oposición transformaría su vida "en un infierno".

Shamir -apoyado por David Levy y por Ariel Sharon (consultado telefónicamente por EL PAÍS)- duda en romper la baraja, pero se pregunta si no sería mejor hacerlo ahora, antes de que Ezer Weizman, aliado del laborismo, haya logrado sus propósitos de distanciar a ciertos diputados del Partido Liberal descontentos con el Likud.

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