Valencianos y españoles
No nos dejan escribir a los valencianos cuando lo hacemos en defensa de nuestros derechos y queremos informar a la opinión pública.Está claro que cada periódico tiene -aparte la venta del mismo- alguna fuente de ingresos, pues, de no ser así, en un país donde se lee muy poco, irían todos ellos de capa caída y los periodistas tendrían que aprender a zurcir o tocar la gaita. Lejos de mi pensamiento el bromear sobre tan delicada cuestión, pues considero que la información es tan necesaria como el pan para un pueblo que ha pasado mucha hambre de libertad de expresión. Soy valenciano, señor director, y estoy convencido de que importamos un comino al resto de España, pues así lo está demostrando la Prensa nacional no publicando nuestros escritos pidiendo cesen las injerencias que diariamente sufrimos desde dentro del Estado de las autonomías. Sólo parece interesar a los españoles que no falten las naranjas y los riquísimos frutos de nuestra huerta en los mercados. Un pito les importa a los andaluces, extremeños, manchegos o castellanos que los valencianos que tenemos hijos que van a la escuela estén obligados a aprender una lengua que no es la suya y que si intentan rebelarse a dicha imposición sean suspendidos y pierdan todo un curso por aspirar a continuar hablando la lengua valenciana que hablan sus padres. Estamos hasta el mismo gorro de filólogos fabricados en tres meses y de lingüistas que se dejan la barba para parecer hombres. Estamos hartos de escuchar en la tele la burda denominación de País Valenciano, y de que ahora sea el mismo señor Calviño quien está dispuesto a que se "normalice el valenciano en el medio televisivo de Aitana". Lo de estar hasta el gorro, comprenderá usted que no es precisamente lo que quiero decir, pero ocurre que no me gusta ser grosero.
"Todos nuestros escritores y poetas del Siglo de Oro son catalanes", la paella la inventó un catalán aburrido de comer judías blancas con butifarra y bocadillos de pan con aceite, sal y tomate. Un verdadero recochineo. Como la razón no tiene más que un camino, nos están devolviendo las señas de identidad y el hermoso himno de Sarrano y del poeta Thous, que los valencianos teníamos a gala ofrecérselo a toda España. Algo es algo, pero no todo lo nuestro nos ha sido devuelto; y entre todo lo que nos queda por recuperar está nuestra lengua valenciana, la que habla el pueblo sin permiso del señor Pujol, de la Banca Catalana y de ese fenómeno que quieren engendrar construyendo los países catalanes y destruyendo la unidad nacional.
Nunca he recibido nada de la política, y me asquean los que de ella viven a costa del sudor de los trabajadores. Tampoco me -convencen los partidos de la derecha, conservadores o no, que utilizan nuestra simbología para obtener votos de los ingenuos -yo fui uno de ellos-, y que llegados al poder -si es que llegan- lo harían peor que lo están haciendo los socialistas. De lo que se trata es de que lleguen los socialistas a comprender que ni se puede ir contra la historia, ni se pueden destruir unas tradiciones que son el alma de un pueblo cuyo peor defecto fue ofrecer y dar a España lo mejor de esta tierra que se siente tan española y que nunca aceptará el separatismo como un estandarte para dividir a España. Somos valencianos y españoles, y como tales despreciamos a los renegados de sus respectivas patrias chicas.-
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