Seis niños de entre 12 y 15 años huyeron de un hogar-escuela para ir de safari a África

La aventura de cazar en África, objetivo de seis niños de edades comprendidas entre los 12 y los 15 años, que huyeron con tal fin de un hogar-escuela de Madroñera (Cáceres), se vio truncada por la Guardia Civil después de casi 40 horas de intensa búsqueda por carreteras, pueblos y fincas rurales. La aventura la vivieron Julián Campos y su hermano José María, de 15 y 14 años; los también hermanos López Rivero, de 14 y 13 años; Raúl Hoyas, de 15 años, y José Juan Gordillo, de 12.

Todos son hijos de agricultores de la zona que cursan sus estudios en un colegio nacional de Madroñera y que residen en régimen de pensionistas en un hogar-escuela dependiente del Ministerio de Educación y Ciencia. Los niños desaparecieron en la mañana del pasado miércoles, después del desayuno. El hogar alberga a 200 niños que diariamente deben realizar un trayecto no demasiado largo que les separa del colegio, momento que aprovechó el grupo para desaparecer, previo pacto de silencio con sus compañeros de clase, conocedores del objetivo del viaje. La idea de realizar un safari en África sedujo a numerosos alumnos del colegio, pero tan sólo seis de ellos se decidieron a dar el paso definitivo para consumar la aventura.Con unos cientos de pesetas en sus bolsillos, producto de sus ahorros semanales y de la ayuda recibida por algunos compañeros, los seis chavales se plantearon como punto inicial de su ruta la ciudad de Cádiz, donde pensaban tomar un barco que les llevaría al continente africano. Una vez en éste, decidirían el país hacia el que encaminar sus pasos. Naturalmente, según sus compañeros, debería tener una selva al modo tradicional de las películas: espesa naturaleza y grandes animales salvajes. Si hiciera falta, y así lo manifestaron, para mantenerse durante el viaje, una vez agotado el dinero, robarían en los pueblos por los que pasaran.

José Juan, el más pequeño del grupo, desistió de la aventura a pocos kilómetros de Madroñera, regresando hacia su hogar familiar en Casar de Miajadas. Los otros cinco continuaron la ruta, pernoctando en un pajar de Zarza de Montánchez. Por la mañana, después de una noche de nervios y de hambre, otros dos integrantes del grupo, advertidas las dificultades del viaje, decidieron volver, llamando al hogar-escuela para que fueran a recogerlos.

Diezmado a tres el grupo de aventureros, reanudaron el camino con intención de alcanzar la carretera nacional 630, que les llevaría a Sevilla. Pero agentes de la Guardia Civil localizaron a los expedicionarios en las proximidades de Aldea del Cano, hasta cuyo cuartel fueron trasladados, "facilitándoles unos bocadillos que comieron con gran apetito. Se mostraban descorazonados". De allí fueron devueltos al hogar-escuela.

Fuentes de la dirección provincial del Ministerio de Educación y Ciencia han manifestado que en estos hogares-escuela " no hay ningún trato de dureza hacia los niños", circunstancia que, según algunos, podía haber motivado la huida. "Controlar a 200 niños no es fácil. La directora es recta, pero no dura. Hay que tener en cuenta que son hijos de familias campesinas con difícil el acceso a la escuela normal por encontrarse en fincas diseminadas. De ahí que la primera dificultad que encuentran es pasar del aislamiento de los núcleos familiares a la convivencia con otros chavales".

Una inspectora próxima al hogar-escuela manifestó el justo trato que en todo momento reciben los niños: "Hasta ahora nunca se habían producido estos casos", y recordaba cómo también, hace unos días, "dos niñas de 12 años huyeron por la ventana de un hogar-escuela de Navalmoral de la Mata. Las encontró la Guardia Civil en un tren. Habrá que empezar a analizar el porqué de estas huidas".