Guitarra con duende

Víctor Monge, Serranito, ha vuelto a Madrid tras una gira en solitario por otros países. Y lo ha hecho con un concierto característico suyo: dos partes, en cada una de ellas, toques en solitario y en trío de guitarras; todas las composiciones de su autoría.Serranito es un excelente concertista de guitarra flamenca, esto nadie lo va a cuestionar ahora, dúctil, sensible, inspirado. Para mí tiene además la gran virtud de eludir cualquier veleidad de experimentación. Víctor Monge se mantiene, pues, fiel a lo esencial de la música flamenca. Lo que no quiere decir que sea un reproductor mecánico de toques de otros tiempos, instalado en una cómoda rutina. Bien al contrario.

Pese a la brillantez de los géneros que exigen una ejecución muy técnica, próxima el virtuosismo, personalmente prefiero esas otras composiciones en que Serranito se entraña íntimamente con la guitarra para damos un caudal de jondura, toque profundo y delicado a la vez -tan delicado en ocasiones, apenas acariciado, casi solamente intuido- de enorme belleza. Estoy pensando en su toque por granaínas, portarantos, algunos pasajes de la serrana... Ese es, par mí, el mejor Serranito, lo que no desvirtúa en modo alguno el encanto y la musicalidad de toques más ligeros, como los campanilleros y las guajiras, o la hermosa secuencia de los aires rocieros, que fueron, quizá, los que más apasionaron a un público que supo estar, que supo escuchar y que ovacionó constantemente el buen arte de Víctor Monge, Francisca y Ángel Cortés.