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Hussein y Mubarak sacan a relucir sus diferencias sobre el problema palestino

, Las divergencias entre Jordania y Egipto sobre la manera de solucionar el conflicto árabe-israelí y el problema palestino quedaron puestas ayer de manifiesto en los discursos que pronunciaron ante la Asamblea Nacional egipcia (Parlamento) el rey Hussein y el presidente Hosni Mubarak, que mantienen, no obstante, excelentes relaciones políticas. Hussein y Mubarak pidieron en Ismailia, ciudad del canal de Suez a la que se trasladaron ayer por la tarde, la completa retirada israelí de La Asamblea Nacional egipcia (Parlamento) el rey Hussein y el presidente Hosni Mubarak, que mantienen, no obstante, excelentes relaciones políticas. Hussein y Mubarak pidieron en Ismalia, ciudad del canal de Suez a la que se trasladaron ayer por la tarde, la completa retirada israelí del Líbano.

En el segundo día de su primera visita oficial a El Cairo desde hace ocho años, Hussein pronunció un discurso ante los 448 diputados del Parlamento, reunido en sesión extraordinaria.Criticó ante los parlamentario egipcios los acuerdos de Camp David (firmados por Egipto, Israel y Estados Unidos) y repitió su oferta formulada hace 10 días ante el Consejo Nacional Palestino (CNP), al que propuso adoptar una iniciativa conjunta jordano-palestina para obtener la convocatoria de una conferencia de paz auspiciada por la ONU e inspirada en su relación 242 del Consejo de Seguridad.

En su alocución pronunciada inmediatamente después, el presidente Mubarak elogió la proposición del monarca, que calificó de "paso positivo en el camino de la paz" y recordó que Egipto había aprobado hasta ahora tanto el plan elaborado por el presidente Ronald Reagan como las resoluciones árabes de Fez, el proyecto francoegipcio y también la celebración de una conferencia internacional.

"Las únicas reservas que formulamos", prosiguió el presidente, "conciernen a los medios para poner en práctica estos proyectos". Aunque el jefe de Estado egipcio no lo dijo claramente, su Gobierno está convencido de que sólo uno de esos proyectos, el plan Reagan de septiembre de 1982, tiene probabilidades de ser aplicado, porque justamente cuenta con los medios necesarios para su puesta en práctica", es decir, el respaldo del Gobierno de Estados Unidos.

Aunque en un principio acogió favorablemente la iniciativa norteamericana, el rey acabó desengañado por "el alineamiento incondicional de Estados Unidos con Israel" y considera ahora que la Administración norteamericana no está ya en condiciones de desempeñar el papel de mediador imparcial en una negociación.

Mientras el soberano es partidario de reunir una conferencia internacional con la asistencia de la Unión Soviética y en la que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) participaría en "pie de igualdad" con las demás partes, el rais egipcio se inclina, más bien, por una negociación patrocinada por Washington, en la que Moscú no tomaría parte, y en la que el reino hachemí representaría a los palestinos.

Al término de la reciente reunión en Amman del Parlamento palestino en el exilio, la OLP se pronunció a favor de la conferencia internacional defendida por Hussein, aunque reiteró su rechazo de la resolución 242 -que limita el problema palestino a un mero problema de refugiados- y pidió que el punto de partida de una eventual negociación fuesen todas las resoluciones de las Naciones Unidas sobre el conflicto.

El secretario de Estado egipcio para Asuntos Exteriores, Butros Ghali, fue aún más explícito que su presidente a la hora de explicar la postura de su país en una entrevista publicada esta semana por el semanario judío londinense Jewish Chronicle, en la que sugirió que una "delegación compuesta de jordanos y de algunos palestinos de Cisjordania y Gaza" reciba mandato de la OLP para dialogar directamente con Israel. Para Ghali ésta es la única forma de resolver "el principal escollo, consistente en que Israel no reconoce a la OLP y esta última tampoco reconoce a Israel".

Estas discrepancias secundarias no han ensombrecido la visita a Egipto de uno de los 17 jefes de Estado árabes que, siguiendo una recomendación de la Liga Árabe, rompieron relaciones diplomáticas con El Cairo en 1979, cuando el entonces presidente Anuar el Sadat firmó el tratado de Camp David con Israel.

Hussein restableció las relaciones diplomáticas a finales de septiembre pasado y ahora devuelve el viaje oficial a Jordania que efectuó Mubarak poco después de la atrevida decisión del monarca.

El soberano recibió el sábado, a su llegada, una acogida fastuosa.

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