Una reacción química llamada amor
¿Por qué nos besamos? ¿Qué sentido tiene? Tal vez a los amantes que pierden el sentido del tiempo mientras se exploran el uno al otro con sus labios les gustaría saber que se están intoxicando con diversas sustancias químicas. El amor, como muchos han sospechado desde hace tiempo, no es más que una reacción química, y los besos, simplemente el sistema de imbuirse de esta droga.
Besarse, según un experto dermatólogo, es un tipo de comportamiento succionador cuyo fin es analizar determinados componentes químicos de la otra persona. Se trata de sustancias, conocidas como semioquímicos (del griego semeion, señal), que se encuentran en la piel y sirven para comunicar señales biológicas de un animal a otro. A diferencia de las feromonas -otro tipo de atracción química similar a un perfume que los animales expulsan al aire-, los semioquímicos permanecen en la piel. Por esta razón, lo que tiene de especial el besarse es que consigue que el mensaje químico llegue directamente de una persona a otra, dejando fuera a todas los demás.
"El comportamiento de succionarse la piel (besarse) permite una sola recepción específica. Una persona, en una habitación llena de gente, puede ser olfateada por todas ellas al mismo tiempo, pero para besar se exige permiso de la receptora", escribe el dermatólogo Bubba Nicholson en el último número del British Journal of Dermatology. El citado doctor cree que la fuente del semioquímico que los amantes buscan está en las glándulas sebáceas. Estas glándulas, que secretan una sustancia llamada sebo, se encuentran en numerosas partes del cuerpo, pero preferentemente, y en grandes cantidades, en el cuero cabelludo, la cara, el cuello y en los pezones de las mujeres y el área circundante.
Pubertad
Durante la pubertad, una gran cantidad de estas glándulas aparece dentro de la boca y, "en copiosos rosetones, en los bordes rojizos de los labios". Según la teoría de Nicholson, "Iamer y succionar estas superficies interiores durante un apasionado beso lingual puede producir el efecto de remover y transferir el sebo".El vínculo no es más que la palabra de moda que los psiquiatras usan para referirse al amor, pero etimológicamente sugiere pegamento. El sebo, según parece, es este pegamento. Durante la pubertad, los chicos y las chicas empiezan a producirlo en grandes cantidades, pero las mujeres embarazadas y lactantes también lo secretan considerablemente. Es el sebo lo que parece hacer a las mujeres embarazadas más besables. Cuando la madre besa a su hijo o, mejor dicho, aplica una ligera succión a su piel, está tomando el sebo que los niños pequeños producen casi tan copiosamente como las personas adultas. Así es como se cierra el círculo de nuevo, con una reacción química llamada amor.
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