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La violencia de la minoría independentista se extiende por Nueva Caledonia

La situación en Nueva Caledonia, territorio francés del sur del Pacífico, se agravó ayer con el ataque contra el domicilio de un granjero blanco por parte de un grupo de kanakes, miembros de la etnia negra que lucha por la independencia de la isla. En el ataque resultó herida la mujer del colono. En un primer momento se dijo que éste había muerto, aunque posteriormente apareció sano y salvo. Otro atentado sin víctimas se produjo al estallar un coche bomba en Numea, capital de la isla, en la cual se van extendiendo los disturbios.

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El portavoz del Gobierno francés, Roland Dumas, manifestó ayer en París, cuando se creía que el colono había muerto, que el hecho subrayaba la gravedad de la situación y la "necesidad urgente de una intervención de los poderes públicos y del Gobierno".En Francia, ni el Gobierno socialista ni la oposición conservadora liberal están seguros de cuál sería la fórmula susceptible de desactivar un clima que puede conducir a la explosión bélica entre las dos comunidades irreconciliables: los kanakes, que se consideran los auténticos originarios de Nueva Caledonia, y dueños de la isla, y los europeos que, desde hace varias generaciones, viven también en este territorio.

Nueva Caledonia está legalmente en manos de la mayoría europea que, el día 18, ganó las elecciones y consiguió 34 de los 42 escaños de la Asamblea Territorial. La minoría kanake, independentista, está agrupada en torno al Frente de Liberación Kanak Socialista.

La liberación ayer, por parte de los independentistas, del subprefecto, Jean-Claude Demar, su mujer y sus dos hijos de dos y seis años, secuestrados el pasado jueves, y la de su adjunto, Michel Jeanzac, también desaparecido el viernes, fue interpretada en un primer momento como un signo positivo. La noticia, posteriormente desmentida, del asesinato de un europeo daba a entender, sin embargo, que los kanakes, que ya han formado un Gobierno provisional y multiplican su influencia y los actos de insurrección, están dispuestos a todo.

Un mediador enviado por el Gobierno francés intenta dialogar, hasta ahora sin resultados apreciables, con todas las fracciones políticas y étnicas de este territorio, que cuenta con 150.000 habitantes en total y 19.000 kilómetros cuadrados de superficie.

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Nueva Caledonia es considerada por los observadores políticos como una importante pieza para el equilibrio militar francés en la zona del Pacífico sur.

Mientras en las lejanas islas se perfila la amenaza de guerra civil, en Francia, el debate de toda la política nacional gira en torno a este asunto.

El ex presidente Valéry Giscard d'Estaing y el primer ministro socialista, Laurent Fabius, se enfrentaron en un debate que se desarrolló el miércoles en la Asamblea Nacional. Este debate puso de manifiesto que ni la izquierda gobernante ni la oposición conservadora saben a qué atenerse para resolver el grave conflicto de Nueva Caledonia.

Giscard d'Estaing propone que este territorio se convierta en un departamento, en el que podrían convivir los diversos grupos raciales si, efectivamente, se lucha contra las desigualdades existentes. El Gobierno, por su parte, cree que hay que acelerar el proceso que conduzca a la autodeterminación, pero este sistema también se revela inaplicable ya que los kanakes sólo lo admitirían si votasen ellos solos, pues, en caso contrario, nunca conseguirían la independencia.

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