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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Gibraltar: consecuencias de aflojar

Al leer las informaciones sobre los nuevos contactos con Gran Bretaña sobre Gibraltar, no he podido dejar de sonreir tristemente ante la ingenuidad o desinformación de nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores. Un ablandamiento del cerco español comportaría, evidentemente, importantes beneficios para la economía del Peñón, pero no resultaría nada beneficiosa para los españoles.El paso libre de vehículos de Gibraltar supondrá que los súbditos británicos (su nivel de vida les permite tener varios vehículos por familia, pero carecen de espacio para conducir dentro de la roca) invadan las poblaciones limítrofes sin que, en contrapartida, paguen unos impuestos municipales de circulación como los que pesan sobre los conductores españoles. La medida también perjudicaría de forma directa a los taxistas, agencias de coches de alquiler y autocares de excursiones que actualmente trabajan para los gibraltareños que cruzan a pie la verja, y que en el futuro no comprarán ni la gasolina en España.

En cuanto a la libre circulación de personal extranjero, el turismo procedente del Reino Unido que viaja con destino a la Costa del Sol empezará a llegar a España por vía aérea a través de Gibraltar, y enlazará allí con servicios previamente contratados desde el Reino Unido con sus agencias propias en Gibraltar.

Las contraofertas británicas son, por otra parte, cómicas. Dicen que se permitirá a los españoles comprar inmuebles y residir en la colonia, cuando ya ni los mismos gibraltareños pueden comprar inmuebles por la falta de es-

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pacio, y dicen que los españoles podrán trabajar en Gibraltar cuando, ante el inevitable cierre del arsenal, ya ha llegado hasta allí el paró.

No tengo nada contra el pueblo gibraltareño, pero me parece necesario que el Gobierno informe de las cosas tal como son y que aprenda a barrer para casa en los tratados con otros países, pues éstos saben darnos un buen ejemplo de esta práctica cada vez que tienen ocasión.-

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