Todos pagan y nadie gana
Hay muchas clases de colegios privados, pero todos se unen en lamentar su deficiente situación económica
La situación actual de la enseñanza privada en España puede llevar a que una plaza de enseñanza general básica (EGB) en el colegio de Nuestra Señora del Pilar, regentado por los marianistas, en la calle de Castelló, de Madrid, confesional y con 41 unidades subvencionadas al 86,24%, lo que le supuso en el pasado curso recibir del Estado 60 millones de pesetas, cueste menos que otra plaza en la cooperativa de padres Siglo XXI, de Moratalaz, con 14 aulas subvencionadas al 100%, por las que recibieron 30 millones de pesetas en 1983-1984, de los 65 que constituyeron el presupuesto global del colegio. En el primero de los casos, el alumno estudiará con otros 40 o 42 chicos en el aula, en un edificio de cuatro plantas, situado en pleno barrio de Salamanca, en un solar de 10.000 metros cuadrados, con grandes patios, y le darán una educación basada en los criterios de que "un colegio cristiano debe ser un buen colegio" y bajo el lema de que "La verdad os hará libres", que figura en la entrada y que recuerda el director, Juan Isasa.En el segundo caso, el alumno irá a unas instalaciones compuestas por 13 barracones prefabricados y nueve locales comerciales alquilados, dentro de un área de unos 800 o 900 metros cuadrados, tendrá a unos 30 o 34 compañeros y compañeras por clase y será educado en el criterio de que "la escuela no tiene por qué ser un valle de lágrimas, sino una prolongación de la vida del chaval, en la que se vayan cubriendo períodos educativos con hábitos, destrezas y conocimientos a adquirir", según uno de los responsables pedagógicos. En el colegio Siglo XXI, conocido por sus métodos pedagógicos progresistas, los críos tienen sus propias asambleas desde los cuatro años, y la participación de los padres -un total de 500 cooperativistas- es absoluta, tanto en la elaboración de los presupuestos como en las actividades escolares. No hay clases de religión, porque es un colegio laico y los padres así lo han decidido, según explica el gerente, Ramón Neira, "y eso que, cuando se creó el colegio, en 1971, el grupo mayoritario de padres pertenecía a las comunidades cristianas de base, pero tenían claro que la religión es una vivencia y la repudiaban como docencia".
Las facilidades reales de acceso a un colegio y otro no parecen las mismas. Según Ramón Neira, el 70% de los alumnos del colegio Siglo XXI procede del barrio de Moratalaz. Tienen exceso de demanda en preescolar y en el ciclo inicial y los cooperativistas son, en general, clase media. Dice el marianista Juan Isasa, director del colegio del Pilar, hijo y tío de pilaristas, que los criterios de admisión en el centro son, en primer lugar, la proximidad, "como marca la ley", y el hecho de que a los padres "les interese este estilo de educación". Afirma que tienen el colegio hasta los topes y que no ponen pegas de acceso a nadie -"aquí no ha venido la alta aristocracia española; la mayoría son hijos de profesionales medios y también hay hijos de porteros del barrio, si bien éstos son minoría"-, aunque un gran número de plazas las ocupan hijos y nietos de antiguos alumnos. Unos antiguos alumnos de los que ya es tópico hablar, porque han venido estando en los últimos años en los más altos escalones de la política y otras actividades públicas. "Hay 10.000 ex alumnos, y que entre ellos haya algún ministro no quiere decir nada", comenta Isasa, compañero de promoción y de universidad del titular de Cultura, Javier Solana.
"La gente se cree que aquí atamos los perros con longanizas, y no es así", sigue Juan Isasa, quien añade que "se ofrece todo lo cristiano sin imponer nada, y no se obliga a nadie a ir a un acto religioso. Aquí no se les obligaba a ir a misa, ni en tiempos de mi padre, en el año 20. Y nunca se ha cantado el Cara al sol ni ha habido centuria de Falange". "Se ha dicho que este colegio es muy de derechas y es mentira, porque, si fuera facha, no hubieran salido de aquí gentes del PCE y del PSOE", dice una profesora vasca y rubia, que se niega a identificarse. Y lo dice desde lo alto de la escalinata del vestíbulo principal, presidida por un busto del fundador, el padre Chaminade, y coronada por una enorme vidriera en la que, bajo el rótulo 1936-1939, Caídos por Dios y por España, españoles-hidalgos-valientes", figuran los nombres de los pilaristas muertos en la cruzada.
Distintas financiaciones
Las fórmulas de financiación de ambos modelos de colegio son distintas. El del Pilar está en un edificio y terreno propiedad de la Compañía de María y tiene un presupuesto anual de alrededor de 250 millones de pesetas, aunque, dice Juan Isasa, "es peligroso dar cifras si no se analizan, porque pueden deslumbrar a la gente por arriba o por abajo". De esos 250 millones, el 85% se emplea, según el director, en pagar las nóminas del casi centenar de empleados, entre personal docente y otros servicios del centro, porque el resto, hasta alrededor de 125 profesores, son religiosos, que no pueden estar en nómina, porque figuran como autónomos. La Seguridad Social supone más de tres millones de pesetas mensuales. El Colegio del Pilar tiene 2.600 alumnos, en un total de 62 aulas, de las que 22 son de BUP y COU. Un alumno de EGB paga 2.750 pesetas mensuales; más de 9.000 los de BUP y menos de 11.000 los de COU. Un profesor cobra un sueldo medio de 70.000 pesetas netas, similar al del resto de los colegios consultados, e inferior en un 15% o un 20% al de los profesores de la enseñanza estatal. El Estado no paga por éstos a la Seguridad Social, sino a Muface, mutualidad más barata. Además, los maestros estatales no son contratados en su lugar de origen, una vez que hacen la oposición. Estas razones las aduce un portavoz del Ministerio de Educación, que añade que la LODE contempla la homologación de sueldos de los profesores de la privada con los de la pública. El Pilar tiene una bonificación en el pago de la contribución urbana superior al 90%.
El colegio Siglo XXI paga de alquiler 250.000 pesetas mensuales y tiene una larga historia en pro de un edificio propio, que pagarán entre todos los padres. El Ministerio de Educación acaba de retirarle una subvención de 22 millones de pesetas, un tercio de lo que les costará la construcción, "después de que el Arzobispado nos cediera el terreno no construible donde hemos venido funcionando, y que hemos permutado con el Ayuntamiento por otro con derecho de superficie durante 40 años, y de que, desde la época de UCID, tengamos la calificación de interés social preferente para tener acceso a un crédito del Banco Hipotecario. Y eso que el PSOE hablaba en su programa de favorecer las cooperativas", dice Ramón Neira.
Incluyen en su cuota por alumno de EGB, que prefieren no hacer pública, "actividades que otros colegios cobran aparte, como la música, con un profesor dedicado exclusivamente a ella, educación física y un gabinete psicológico, así como la plástica y los distintos gabinetes de investigación, que cada año eligen entre padres y profesores. El 80% de su presupuesto va a gastos de personal -"tenemos 24 profesores para 750 alumnos, distribuidos en 16 unidades de EGB, dos de párvulos y cuatro de preescolar"-, y los chavales no tienen que comprar libros, papeles o bolígrafos, porque "todo el material está socializado", según cuenta el gerente. Los presupuestos los elabora la asamblea de padres. En septiembre pagaron 1.200.000 pesetas de Seguridad Social.
Subvenciones y calidad
Es precisamente la Seguridad Social, "a la que en septiembre pagamos 578.470 pesetas, con 19 empleados en nómina, la que prácticamente nos hunde", dice Eugenia Krichevski, directora del colegio Las Naciones, laico, situado en un hotelito con 1.500 metros cuadrados de superficie, en la calle de Alfonso XIII, de Madrid. No quieren tener subvención estatal, porque "supondría tener que bajar la calidad de la enseñanza", ya que deberían bajar el precio, quitar la música y el inglés, que imparten desde preescolar, aparte de aumentar el número de alumnos por aula, que es de alrededor de 20.
La directora y su hija, Lola Tomás, subdirectora, acogen a 230 alumnos, hijos de clase media alta, para educarles "en valores éticos y sociales progresistas". Los ingresos anuales del centro son de alrededor de 34 millones de pesetas. "Jamás sacamos beneficios y siempre tenemos en el banco un millón o millón y medio de pesetas de números rojos. Los niños pagan alrededor de 20.000 pesetas, algo más de 11.000 por la enseñanza y el resto por el comedor, que utiliza el 80% de los alumnos y es lo que nos sostiene", dice la directora. Pagan de alquiler 220.000 pesetas al mes.
El Centro San Anselmo es uno de los colegios de piso que tiene razones para temer por su desaparición con la entrada en vigor de la LODE. Situado en la calle del General Yagüe, en 500 metros cuadrados divididos en dos plantas, añade idiomas, mecanografía, contabilidad, formación profesional, estenotipia y mil disciplinas más a sus ocho aulas de EGB, en las que hay 180 alumnos y ocho profesores, y para las que su director, Antonio Auset, no puede pedir subvención al ciento por ciento, y tiene que conformarse con la del 86,24%, porque ni llegan al número de 35 alumnos exigido ni cumplen otras condiciones. Los alumnos de EGB pagan 1.200 pesetas. No tienen programadas actividades extraescolares ni comedor, salen al recreo a un parque cercano y hacen la gimnasia en un polideportivo.
Un portavoz del Ministerio de Educación afirma que es muy difícil establecer los costes de un puesto en la enseñanza pública y en la privada. "El 53% de los colegios públicos está en zonas rurales, donde se escolariza menor número de alumnos por aula. Más de la mitad de los colegios públicos son incompletos, no tienen los ocho cursos de EGB. El 99% de los colegios privados está en zonas urbanas demás de 10.000 habitantes. Aunque los costes vienen a ser equiparables, sólo por estas razones un puesto en la enseñanza pública tendría que ser más caro, porque debe subsanar las insuficiencias del medio".
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