Dos poderosos hacendados

Hace unos cinco meses, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) difundió en todo el mundo una fotografía, supuestamente tomada en Managua, en la que, según la versión de la agencia de información norteamericana, se veía a Jorge Luis Ochoa y Gilberto Rodríguez Orejuela, desaparecidos de Colombia a raíz del asesinato del ministro de Justicia, en el momento de despachar un alijo de cocaína desde un puerto nicaragüense a los Estados Unidos. Según la CIA, esa foto probaba la complicidad del sandinismo en el tráfico de drogas. Según las autoridades de Managua, era un montaje.Ochoa es miembro de una importante familia ganadera colombiana, propietaria asimismo de un zoológico particular en la localidad de Antioquía. Aunque su nombre fue mencionado a raíz del atentado contra el ministro de Justicia y su padre, detenido con ese motivo, las autoridades judiciales colombianas sólo tienen contra él una orden de captura del juez Fabio Pastrana por introducción fraudulenta en el país de unas reses de lidia traidas desde España, que luego fueron sacrificadas en su finca de Veracruz, por estar seriamente enfermas.

Rodríguez Orejuela es propietario de Grupo Radial Colombiano, una cadena de emisoras que se extiende por todo el país, principal accionista del Banco de los Trabajadores y dueño de otras 25 empresas. Las autoridades norteamericanas suponen que Ochoa y Rodríguez Orejuela son además capos de dos de las principales organizaciones que introducen la cocaína en Estados Unidos. A las organizaciones de los ahora detenidos en España se les han incautado en aquel país más de 2.000 kilos de ese estupefaciente. Un rancho de Alabama con pista de aterrizaje y un centenar de armas de guerra, descubierto por la policía de ese estado, se supone que pertenecían a la organización de Rodríguez Orejuela.

A Ulises Betancourt se le imputa en Colombia la inducción del asesinato en 1976 de Carlos J. Díaz y su cuñado Jaime Barreto. El primero era fundador de Expreso Bolivariano, empresa de autobuses que cubre todo el país y de la que en la actualidad Betancourt es gerente y Rodríguez Orejuela propietario. Betancourt vive ahora en Panamá, donde llegó tras huir de Colombia aprovechando un permiso para salir temporalmente de la cárcel con motivo de una grave enfermedad de su madre.