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Cientos de muertos en un suburbio de México al estallar una planta distribuidora de gas

Una tremenda explosión sacudió ayer, a las 5.35 horas (12.35, hora peninsular), la zona norte de la ciudad de México en un radio de hasta tres kilómetros. Llamas de 300 metros de altura se elevaron sobre la planta de almacenamiento y distribución de gas que la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) tiene en el municipio de Ecatepec, integrado en el cinturón suburbano de la capital.Al menos 398 personas resultaron muertas y otras 1.400 heridas, según datos provisionales y no oficiales difundidos por una fuente judicial esta madrugada, precisando que el número de muertos y heridos puede aumentar considerablemente, ya que no se había concluido aún el desescombro de las casas destruidas en torno a la instalación industrial. Más de 200.000 personas fueron evacuadas de la zona de la catástrofe.

El fuego se propagó rápidamente a seis esferas que almacenaban 80.000 barriles de gas licuado. Sobre esta planta convergen cuatro gasoductos, que fueron clausurados inmediatamente para evitar que se siguiera alimentando el incendio, aunque no se pudo evitar que enormes tuberías de más de 20 metros salieran catapultadas contra las casas más cercanas a la planta industrial.

La causa del desastre no podrá conocerse con exactitud hasta que se apaguen las llamas, lo que, según las previsiones que se difundían esta madrugada, podía verificarse únicamente alrededor de las seis de la mañana de hoy (hora peninsular).

La hipótesis más probable es que se haya producido una colisión de un camión cisterna de transporte de gas fuera de la planta, propagándose el fuego a una de las esferas que contenían el gas y luego, por efecto del calor, a las demás.

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Al menos 600 casas han quedado destruidas tras la explosión que estremeció el barrio mexicano de San Juan Iztlahuaca

Viene de la primera páginaLa dirección de Pemex decidió dejar que el fuego consumiese todo el gas almacenado. Se desechó así la posibilidad de provocar explosiones controladas, lo que podría haber acortado la duración del incendio, debido a que esto acarreaba peligros adicionales para los edificios más próximos. Se calcula que al menos 600 casas han sido destruidas.

Salvador del Río, portavoz de la empresa petrolera, declaró que se había determinado con precisión que el origen del incendio era exterior a la planta de almacenamiento, ya que esta seguía funcionando con normalidad cinco minutos después del primer estallido.

El aspecto que ofrecía el lugar de la catástrofe, situado en la colonia de San Juan Iztlahuaca, cerca de la salida norte de la ciudad de México que lleva a la carretera que conduce a las pirámides, era de una ciudad bombardeada y vacía. El Ejército había acordonado la zona y en su interior sólo trabajaban bomberos con máscaras a causa de las emanaciones de gas y los equipos de rescate que se limitaban a transportar cadáveres.

Decenas de familias quedaron materialmente sepultadas mientras dormían. En el momento de transmitir esta crónica la televisión mexicana ofrece imágenes dantescas. Cadáveres absolutamente irreconocibles están siendo rescatados con una columna de humo de varios kilómetros como telón de fondo. Mario Sánchez, que habitaba una pequeña casita a cinco manzanas del lugar del siniestro, explicó que la explosión le sacó de la cama. Cuando salió a la calle vio que el cielo estaba teñido de rojo en medio de la noche, mientras volaban cascotes por todas partes.

"La noche se convirtió en día", dijeron los pasajeros de un autobús que llegaba a México procedente de la ciudad de Pachuca y que temieron "que hubiera estallado una guerra".

Todos los servicios asistenciales de la ciudad de México se movilizaron por orden presidencial. El metro organizó trenes especiales para evacuar a los supervivientes. A primera hora de la tarde, más de 200.000 personas habían sido trasladadas fuera del área de peligro, que se encontraba acordonada por fuerzas de seguridad. En el atrio de la antigua basílica de Guadalupe se concentraban 600 niños perdidos en medio de la catástrofe, la mayor que ha registrado la capital en su historia reciente. Muchos de ellos desconocían la suerte corrida por sus padres. La secretaría de Gobernación coordinó una gran operación de auxilio en la que participa también el Ejército, para suministrar 45.000 raciones alimenticias a los evacuados.

La empresa estatal de petróleos movilizó un convoy de 40 camiones y todos los helicópteros disponibles en la capital para evacuar heridos y transportar alimentos.

Tres de las seis esferas seguían ardiendo en su base y en el extremo superior esta madrugada. Aunque su cuerpo especial de bomberos trataba de impedir con grandes chorros de agua una subida drástica de la temperatura, que ocasionaría nuevas explosiones, persistía el peligro de que se derrumbasen los tanques.

Mientras el país se estremecía por la tragedia y se ponía en marcha una gran operación de ayuda, hubo algunos intentos de pillaje facilitados por la rotura de cristales y el derribo de puertas en todos los edificios situados en un radio de dos kilómetros en tomo a la planta industrial. La policía detuvo al menos a quince personas con las manos en la masa.

En un intento de escarmiento, la televisión mostró a varios de ellos a todo el país.

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