_
_
_
_
Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

De la sensualidad a la sexualidad

La ronda fue una comedia elegante, cínica, sensual; hoy es sexual y cómica. Puede que el director, Morera, y el adaptador, Larreta, hayan pensado que todas las liberaciones de costumbres producidas desde entonces, el cambio de sociedad en España, podían dejar demasiado suaves o excesivamente inteligentes las breves historietas que Schnitzler enlazó en su manuscrito de 1897, que no pudo estrenarse hasta 1920 y que, aun así, fue perseguida y castigada por escándalo. Cuesta mucho más trabajo escandalizar, y tal vez haya que forzar la finura y darle trazos más gruesos. El teatro busca desesperadamente un público, y pueden haber pensando que hay que cazarlo con la eficacia, y que el humor frío y el juego psicológico necesitan convertirse en caricatura.Quizá otra obra hubiera servido mejor sus propósitos. Schnitzler representa lo que se ha llamado el espíritu vienés; lo fue más bien centroeuropeo, y Budapest y Praga lo produjeron también; y todo ese movimiento literario, teatral, forma parte de una historia de la cultura y de la sociedad. En otro texto describía su idea del teatro: "furtivas intuiciones, agonías, anécdotas... ", y también: "precoces, tiernos y tristes, representemos la comedia de nuestra alma...".

La ronda

De Arthur Schnitzler (Reigen, 1807).Versión de Antonio Larreta. Intérpretes: Cristina Juan, Nacho Martínez, Silvia Vivó, Alberto Delgagado, María José Alfonso, Manuel Collado Alvarez, Mercedes Lezcano, Pedro María Sánchez, Ana Marzoa, Fernando Delgado. Escenografía de Gregorio Esteban. Figurines de Javier Artiñano. Dirección de José María Morera. Estreno: Teatro Bellas Artes. Madrid, 15 de noviembre.

La ronda hace, precisamente, una cala de ese estilo en la sociedad. Es el enlace, por el amor físico, intercambiando parejas de cuadro en cuadro, de una teoría de personajes: soldado, prostituta, criada, estudiante, dama, señor mayor, jovenzuela, escritor, actriz, militar aristócrata: un ciclo que se cierra, que iguala a todos en un mismo acto -el del amor físico-, que tiene esa vaga tristeza del post coitum... Quizá el escándalo de su tiempo fuera, más que por lo sensual o lo sexual, por el desenfado aparentemente superficial de la crítica a las gentes de la ciudad: fue la característica de su vida literaria.

Esta versión, queda dicho, acentúa no solamente el aspecto sexual, practicado generalmente con entereza en cada cuadro, sino que busca la teatralidad subrayándola con trazo grueso, con estilo, a veces, de revista antigua, de sainete cómico.

Hallazgos

No sin hallazgos. El personaje que realiza Ana Marzoa es una creación de la actriz, que ha trabajado sin límite sobre esta dirección, y recuerda a Guadalupe Muñoz Sampedro en algún momento; sus cuadros se convierten en lo que podría ser, en el mejor de los casos, la exhibición de un personaje enloquecido de Jardiel Poncela; y arrastra con ella a Fernando Delgado, que trata después de encontrar la profundidad y la delicadeza en el último cuadro.Hay actores que, a pesar de todo, se aproximan a la calidad original: Manuel Collado Álvarez, en el cuadro con María José Alfonso; Mercedes Lezcano, en el suyo con el mismo Manuel Collado Álvarez... Es un reparto muy difícil, porque todos los papeles tienen la misma importancia.

La dirección, el sentido de la obra, lleva a los intérpretes por el camino de la contradicción entre el texto y el estilo de la representación. Morera, director, con Gregorio Esteban, escenógrafo -los bonitos figurines son de Artiñano-, han hecho verdaderos malabarismos para meter los sucesivos decorados en un escenario tan pequeño y tan difícil, sin que las mutaciones pesen; han tenido la valiosa colaboración -y Morera lo explicó en sus palabras finales- del equipo técnico.

Convertido así a la máximaeficacia, españolizado el espíritu vienés, caricaturizado el humor, podrá encontrar, sin duda, el público que lo busque así un estímulo, algunas risas pícaras, un tono subido que le hará divertirse. Esa sensación se pudo tener en el estreno.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_