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Crítica:CINE / 'RÍO ABAJO'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una historia de amor contra corriente

Cuanto navega río abajo no es de nadie, ni de los mojados que quieren atravesarlo clandestinamente para mejorar de vida en la otra orilla, ni de los yanquis, preocupados por que ninguno lo atraviese, porque la línea fronteriza que separa estos mundos sea un muro sombreado por la muerte. Pero en esas orillas del río se entrecruzan y conocen, se miden y se odian y descubren, casi por azar, que también pueden amarse.Sobre una historia de amor versa Río abajo, el sólido, y mágico filme de José Luis Borau. Un amor que surge contracorriente y sin aspavientos, pero que sostiene con vigor a sus protagonistas: él, un ingenuo y vehemente despistado que persigue mexicanos sin valorar el sentido de su trabajo; ella, una fascinante prostituta mexicana, endurecida en su juventud y que no pierdo el rumbo de la solidaridad con los suyos.

Río abajo

Director. José Luis Borau. Guión: Borau sobre una idea original compartida con Barbara Probst Solomon. Fotografía: Teo Escamilla. Intérpretes: David Carradine, Scott Willon, Victoria Abril, Jeff Delger, Paul Richardson, Jesse Vint y San Jaffe. Drama. Hispanonorteamericana, 1984. Locales de estreno: Amaya (doblada), Tívoli (doblada) e Infantas (versión subtitulada).

Frente a los dos, a su alrededor, el resto de los personajes, los hombres a los que el entorno del río ha ido limando sentimientos, encalleciéndoles, reduciendo la supervivencia a reglas elementales. No cabe en ellos el afecto espontáneo, como tampoco se entiende en las leyes que controlan ese río, esa frontera estúpida que les divide y les enfrenta.

Un guión modélico

José Luis Borau ha escrito un guión modélico en el que, sin partir de una historia realmente original (varias películas han versado sobre el cruce fronterizo entre México y Estados Unidos), enriquece de tal forma las circunstancias de sus personajes, hila tan sutilmente sus distintas actitudes, que el filme circula ante los o os del espectador enredándole en un ambiente que acaba siendor propio.Naturalmente, no es sólo acierto de guión. Desde la primera secuencia, es perceptible que José Luis Borau domina las riendas de la película con una seguridad que ya no es habitual en el cine narrativo. Cuando, con tanta precipitación, los propios cineastas nortemaericanos olvidan las normas del cine tradicional, Borau vuelve a sus líneas maestras desde la impronta de un creador.

El filme no roza, en momento alguno, los trucos sentimentales o sorpresivos que favorecen un contacto más fácil. En su lugar, cuanto en él aparece responde a una lógica, a una coherencia dramática que va ampliando con suavidad los segundos términos hasta transformarlos en datos esenciales para la asimilación de tan riguroso y violento retrato. Si todos los actores responden con talento a las exigencias del director, haciéndose personajes y huyendo del prototipo, Victoria Abril merece mención especial. La Engracia, que interpreta en Río abajo, supera las recientes muestras de su calidad como actriz. Está llena de calor y de vida, de astucia, de espontaneidad, de rabia y de ternura. Cada pequeña emoción de su personaje se refleja en sus reacciones carnosas y vitales.

Victoria Abril es la espina dorsal de la película. El lento descubrir de su amor por el rubio e ingenuo yanqui al que con sinceridad también desprecia, está medido con inteligencia.

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