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Simposio internacional en torno al autor de 'La sociedad abierta y sus enemigos'

Especialistas europeos y estadounidenses se reúnen en Madrid para analizar la obra del filósofo Karl Popper

Las sesiones del simposio, que se inaugura hoy en el salón de actos del Banco Exterior de España, van a abordar los grandes temas del pensamiento de Karl Popper, en una serie de ponencias y debates que se verán enriquecidos con la presencia personal del filósofo.La primera parte de la ponencia Filosofía y método de la ciencia se abordará hoy, y concluirá el próximo jueves. En estas ponencias participan Laurence Briskman, de la universidad de Edimburgo; Andrés Rivadulla, de la Complutense de Madrid; Miguel Boyer, Manuel Garrido, José Sanmartín, Gerhardt Radnitzky, Gunnar Andersson y Luis Meana. Estos tres últimos son profesores de la universidad de Trier, en la República Federal de Alemania.

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Pensador, luchador y provocador

El estadounidense Donald T. Campbell pronunciará mañana su alocución sobre el tema Socieda abierta. La sesión dedicada a la Filosofía de la biología contará con la participación de los españoles Carlos López Fanjul, Pedro Schwartz, Camilo José Cela Conde y el alemán occidental Hans Albert. La sesión vespertina del jueves estará dedicada a Los tres mundos, con intervenciones de los españoles Jesús Mosterín y Emilio Liedó y los estadounidenses Karl Pribram y William W. Bartley. Un debate sobre la Filosofía de la Física clasurará el viernes el simposio sobre la obra de Karl Popper. En esta sesión está previstas las intervenciones del español J. M. Sánchez Ron y del estadounidense Roberet S. Cohen.

No quiso ser filósofo

"Yo nunca quise ser filósofo, nunca quise ser filósofo profesional", aseguró Karl Popper al periodista austríaco Franz Kreuzer. Las entrevistas que Kreuzer mantuvo con Popper fueron recopiladas en un libro que esta misma semana aparece en su versión castellana con el título de Sociedad abierta, universo abierto, título marca perfectamente los dos ejes del pensamiento popperiano.

Como ocurre con otros filósofos -Kant y Aristóteles, por citar sólo dos clásicos- Karl Popper considera importantes algunas obras, aunque sea conocido por otras. En su historia personal, las obras más trabajadas de su producción y las que tienen una repercusión mayor en el pensamiento inmediatamente posterior, son El desarrollo del conocimiento científico; Conjeturas y refutaciones; La lógica de la investigación científica; Conocimiento objetivo y Un enfoque evolucionista. Mención aparte merece su trilogía Postscriptum, cuya influencia es difícil de apreciar dado el corto espacio de tiempo transcurrido desde su aparición, ocurrida en 1982.

Sin embargo, las dos obras que le dieron mayor popularidad, entendida como conocimiento extensivo, fueron La sociedad abierta y sus enemigos y La miseria del historicismo. Quizá sea casual, pero ambas han sido editadas en España en libros de bolsillo. Ninguna de las otras ha corrido la misma suerte.

El primer bloque de obras citadas, en las que Popper escribe como el filósofo que no quiso ser, plantea la posibilidad de un "universo abierto". Abierto a su comprensión por el hombre. Y lo que atrae fundamentalmente la atención de Popper es qué tipo de comprensión es posible.

Por otro lado, su relativismo cientificista no se reproduce en las obras sociales de Popper, quien -en el segundo bloque citado- ha afirmado siempre que ninguna de estas dos obras ha sido escrita por él en cuanto filósofo, sino en cuanto que ciudadano.

Dentro del desarrollo de la filosofía de la ciencia en el presente siglo Karl Popper es, sin duda, uno de los personajes más notables. Se formó, filosóficamente, en el contexto cultural que arropa la Viena de 1920, en la que conviven el círculo de Viena y los desarrollos de Freud, por citar sólo dos casos de indudable repercusión en la cultura actual. Con todo, Popper mantuvo con los componentes del círculo una relación ambivalente.

Criticó algunos aspectos de las tesis neopositivistas y sometió a examen los presupuestos filosóficos del historicismo.

Nacido en Austria, al igual que Ludwig Wittgenstein, se puede decir que ambos son los filósofos del ámbito cultural anglosajón que han ejercido mayor influencia mundial en la segunda mitad del siglo XX. Los dos mantuvieron relación con los positivistas lógicos durante los años que precedieron a Hitler, pero sus respectivas propuestas eran bastante divergentes. El enfrentamiento de Karl Popper con el Círculo de Viena marcó a la vez su hegemonía.

William W. Bartley, discípulo y estrecho colaborador de Popper, lo calificaba hace unos años, en un artículo, de hombre difícil. Dueño de una gran vitalidad y energía que conserva todavía, pese a ciertas dificultades de salud a causa de su edad, Karl Popper es un personaje retraído y poco dado a la vida pública. Sin embargo, ha rechazado siempre la relación limitada al cerrado círculo de filósofos que se dedican casi exclusivamente a publicar en revistas especializadas. Para él la labor docente ha constituido uno de sus principales estímulos y de sus aulas han salido algunos de los autores de los trabajos más interesantes en el terreno de la filosofía de las ciencias de los últimos años.

La revaloración que se está haciendo últimamente del pensamiento de Karl Popper está indudablemente ligada a la reciente publicación de dos de sus más importantes trabajos. Son pocos los filósofos que a su edad denotan un reflorecimiento de sus ideas, tal como ha sucedido con él a través de sus libros El yo y su cerebro (1977) y Postscriptum (1982).

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