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Nicolás Redondo agrupa en el PSOE las posiciones contrarias a la permanencia en la Alianza Atlántica

Una contestación minoritaria, pero significativa, a la posición favorable a la permanencia de España en la OTAN -posición actualmente oficializada por el Gobierno- volvió a constituir este fin de semana la tónica de los congresos provinciales que el PSOE celebró en gran parte de España. Sin embargo se estima que la tesis del Gobierno sobre la Alianza prevalecerá durante el próximo congreso de diciembre: los candidatos oficialistas triunfaron ayer de forma cómoda durante la elección de delegados al 30º Congreso Federal del PSOE.

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La oposición a la Alianza Atlántica se va agrupando en torno a una ponencia auspiciada por Nicolás Redondo, cuya figura adquiere una nueva significación con vistas al 30º Congreso Federal del partido. Izquierda Socialista endureció su tono al referirse a la política económica.Las asambleas celebradas este fin de semana han elegido a los delegados al congreso federal y han votado los proyectos de ponencias. Pablo Castellano, cabeza visible de la corriente crítica Izquierda Socialista, llegó a declarar en la inauguración del congreso provincial de Cáceres: "Tras muchos años de militancia socialista, me encuentro con uno de los momentos más graves vividos por el partido a través de su historia, situación propiciada por la apetencia de poder en muchos militantes y la inseguridad e inmadurez política en otros, que pueden dar al traste con este viejo partido, como ya ha ocurrido con otras fuerzas políticas en el período de la transición".

Una frase, pronunciada ayer, en la sesión de clausura del congreso de la Federación Socialista Madrileña, por el crítico Manuel de la Rocha, consejero de Educación del Gobierno regional de Madrid, es un ejemplo del nivel que alcanzaron los ataques al equipo del ministro de Economía, Miguel Boyer, cuyo carácter de socialista fue incluso cuestionado por algún representante de Izquierda Socialista. La frase pronunciada por De la Rocha fue: "La política económica que se está llevando a cabo se encuentra en el siglo XIX, en un estadio anterior a Keynes, con la práctica de una política de mercado, pero sin prestaciones sociales".

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Las críticas a la política económica y a la forma en que el Gobierno planteó -en el debate parlamentario sobre el estado de la nación, con apenas cuatro horas de preaviso a la ejecutiva del PSOE- su postura oficial sobre la permanencia de España en la OTAN fueron los puntos centrales en los que Izquierda Socialista basó sus ataques a la gestión de la dirección federal del partido. La corriente minoritaria anticipaba, así, algo de lo que será el debate de fondo en el 30º Congreso del PSOE, a mediados de diciembre.

Las críticas a la gestión de la ejecutiva -que, en realidad, se convirtieron en críticas a la gestión del Gobierno- fueron respondidas por el secretario general de la Federación Socialista Madrileña, Joaquín Leguina, quien consideró "bueno para el país que el PSOE siga gobernando ocho o 10 años más". Finalmente, la votación sobre la gestión de la ejecutiva acabó provocando un considerable revuelo en el congreso de la FSM, ya que los críticos rechazaron la fórmula de voto por delegación y no por delegado. En cualquier caso, la gestión de la dirección nacional fue aprobada, pese a que Izquierda Socialista se negó a votar. Hasta entonces, las tesis de IS habían ido cosechando, en general, alrededor de un tercio del total de los votos en las sucesivas ponencias y también en la elección de delegados para el 30º Congreso.

Sin embargo, las enmiendas a la ponencia de síntesis registraron un mayor nivel de adhesión al debatirse la política internacional del partido. Mientras las enmiendas antiatlantistas de IS contaban con un apoyo en tomo al 35%, el voto particular auspiciado por la UGT, que predica que el PSOE debe hacer campaña contra la OTAN, aunque no una política de neutralidad activa -algo que sí dice Izquierda Socialista-, lograba una votación algo superior al 43%. Este fenómeno no es exclusivo de la Federación Socialista Madrileña: varias otras federaciones prefirieron apoyar, en sus críticas a la OTAN, a la que se conoce como fórmula Redondo o intermedia, antes que a las enmiendas de Izquierda Socialista.

El apoyo que registra este voto particular contra la política atlantista del Gobierno, definida por el presidente, Felipe González, el pasado día 23, durante el debate parlamentario sobre el estado de la nación, hace que en medios socialistas se conceda un especial relieve a la participación que Nicolás Redondo pueda tener en el 30º Congreso del PSOE. Representantes de Izquierda Socialista declararon ayer que, llegado el caso, votarían a favor de esta fórmula.

Redondo es una de las figuras más veteranas del partido -en 1974 rechazó, en favor de González, la posibilidad de convertirse en secretario general- y cuenta con el apoyo incondicional del presidente del PSOE, Ramón Rubial.

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