Estudiantes de Santiago protestan por la carestía de los alojamientos
Varias calles de El Ensanche, zona de expansión urbana de Santiago, permanecieron cerradas al tráfico de vehículos por segundo día consecutivo durante la madrugada de ayer como resultado de la acción de numerosos grupos de estudiantes que atravesaron coches en la calzada, encendieron hogueras con materiales de obras próximas e intentaron formar barricadas en los cruces de travesías, para protestar por la carestía de los alojamientos y la subida de las tasas académicas.Policías nacionales equipados con material antídisturbios mantuvieron enfrentamientos esporádicos con los estudiantes, que se saldaron sin detenciones ni heridos, pese a que la policía actuó con cierta contundencia y llegó a recurrir al disparo de balas de goma y lanzamiento de botes de humo. Algunos de los manifestantes, residentes en la zona, fueron perseguidos hasta el interior de los edificios por miembros de la Policía Nacional que, según varios testimonios, amenazaron con disparar balas de goma hacia las ventanas desde las que los universitarios hacían sonar un estruendoso concierto de cacerolas. Los estudiantes arrojaron, a su vez, piedras, botellas y otros objetos contundentes contra los vehículos de la policía. Han ocupado igualmente el hostal de los Reyes Católicos, como protesta simbólica.
Los incidentes de los dos últimos días han sido precedidos por una intensa campaña de movilización contra los precios abusivos de los alojamientos y la subida de las tasas académicas, organizada por la agrupación estudiantil Comités Abiertos de Facultades, ideológicamente ligada al nacionalismo radical, que obtuvo mayoría en las recientes elecciones al claustro de la universidad de Santiago.
Hace justamente cinco años, en octubre de 1979, una revuelta estudiantil de similares características forzó al rectorado a habilitar como residencia universitaria una parte del complejo de bungalows Burgo de las Naciones, construido para alojamiento de peregrinos en 1965 y prácticamente abandonado desde entonces. El actual equipo rector de la universidad asegura que su capacidad de gestión de alojamientos está ya agotada.
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