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Un grupo de jovenes impone la participación conservadora en las elecciones de Nicaragua

El Partido Conservador Demócrata de Nicaragua (PCD) concurrirá a las elecciones del próximo 4 de noviembre porque así lo decidió, entre gritos y sillas voladoras, un grupo de jóvenes que tomó por asalto la convención, celebrada el pasado domingo. Ante una mayoría que se había expresado en términos abstencionistas, el candidato presidencial, Clemente Guido, dio por terminado el congreso, sin que los delegados llegaran a votar, diciendo que el partido no podía oponerse a la voluntad participativa de su juventud.

Rafael Córdoba Rivas, miembro de la junta de gobierno y padrino del PCD, dio por bueno el acuerdo, en tanto que el coordinador nacional, Enrique Sotelo, declaraba a la salida de la convención partidaria que no se había adoptado ninguna decisión legítima, puesto que no se llegó a votar.Ante la imposibilidad de reunir una nueva convención antes del próximo domingo, fecha de los comicios ("muchos se fueron asustados"), Sotelo dijo que la última palabra tendrá que decirla ahora la mesa directiva del partido, instancia en la que parecen estar en minoría los partidarios de no concurrir a las urnas.

Votar cómo votar

El congreso del PCD comenzó a las diez de la mañana del domingo. De los 150 delegados, se presentaron 132 y más tarde se retiraron algunos más, hasta quedar 119. La discusión de la mañana se centró en el procedimiento para decidir si se participaba en las elecciones tras la decisión contraria adoptada por el Partido Liberal Independiente (PLI).Los partidarios de la retirada defendían que se realizase una votación secreta, en tanto que el otro sector prefería el sistema de mano alzada. Los primeros se impusieron por 86 votos contra 33. Desde ese momento estaba claro que la mayoría estaba por el abandono.

Un grupo de jóvenes se mantuvo durante todo el día en torno a la sede de la convención, presionando a los representantes que participaban en la reunión con sus gritos. Hacia las siete de la tarde, después de que los discursos confirmaran la tendencia abstencionista por falta de garantías, decidieron ocupar la asamblea y apoderarse de los micrófonos.

La reunión se convirtió en un guirigai donde sólo hablaban los jóvenes y el candidato Clemente Guido, aparte de alguna intervención esporádica de Córdoba Rivas, que acusó al delegado Félix Pedro Espinoza de haber recibido un millón de córdobas (unos seis millones de pesetas) por retirar al partido de los comicios.

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No dejaba de ser chocante que el miembro de la junta de gobierno corease la consigna "de frente contra el Frente" con el puño en alto, tal vez como un reflejo de su presencia habitual en las concentraciones oficiales.

Guido decidió que no había por qué votar, puesto que ya lo hicieron los jóvenes, y desautorizó cualquier otra decisión posterior. "Si se impone la misa negra de los que quieren abstenerse, lo desconoceré". Acto seguido invitó a todos a dirigirse en manifestación a la sede del partido, sin perinitir que quedara nadie para celebrar una convención paralela.

Enrique Sotelo puso en duda que los integrantes del grupo juvenil de choque, nueva versión de las turbas, pertenecieran realmente al partido. Argumentó Sotelo que en una ocasión había recriminado a varios de ellos el que estuvieran peleándose en los servicios y ni siquiera lo reconocieron. Dijo haber visto a jóvenes armados, aunque admitió que pudiera tratarse de la escolta oficial de Córdoba Rivas.

El coche particular de Sotelo fue golpeado hasta que quedaron rotos todos sus cristales. El coordinador del PCD culpó de ello a "elementos infiltrados de la seguridad sandinista". Se mostró sorprendido por este ataque contra él, puesto que ni siquiera se había pronunciado en ningún sentido. "Yo quería simplemente que se tomara una decisión democrática y recomendé a todos que consideraran los argumentos de las dos partes", aseguró.

Puso en duda que tras estos sucesos pueda evitarse una escisión del partido conservador, que ya tiene otro grupo aliado a la Coordinadora Democrática, grupo este que ni siquiera inscribió candidatos.

"Me siento muy turbado. Guido ha sido siempre un hombre ecuánime y estoy sorprendido por lo que ocurrió. Nos habíamos reunido antes para acordar que, cualquiera que fuese la decisión, mantendríamos la unidad del partido".

"Si Clemente va a las elecciones", dijo, "será una decisión suya y de Córdoba Rivas. Yo no creo que el PCD haya decidido presentarse legítimamente". Cuando se le preguntó si va a votar el 4 de noviembre, contestó de forma terminante: "No".

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