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Kohl teme que la dimisión de Barzel dé paso a una campaña contra su persona

Una nueva figura de la política de la República Federal de Alemania, el presidente del Bundestag (Parlamento), Rainer Barzel, cayó ayer víctima del escándalo desatado por los sobornos del consorcio Flick. El pasado mes de junio había tenido que presentar también su dimisión el ministro de Economía, conde Otto Lambsdorff, y el próximo día 7 de noviembre tendrá que comparecer ante la comisión parlamentaria que investiga el caso el propio jefe del Gobierno de la RFA, el democristiano Helmut Kohl, que anoche declaró a la segunda cadena de la televisión alemana que, tras este escándalo, cree ver un ataque contra su persona.

Rainer Barzel, de 60 años de edad, no tuvo fuerzas para someterse ayer por segunda vez al interrogatorio de los diputados encargados de la investigación. Agotado por el acoso al que fue sometido el miércoles en la comisión, a la que no consiguió presentar pruebas de su inocencia, Barzel dimitió ayer acusado de haber recibido, a través de un bufete privado de abogados, la cantidad de 1,7 millones de marcos (95 millones de pesetas) durante siete años de la entidad financiera más poderosa de la RFA, el grupo Flick, que en la década de los setenta gastó 25 millones de marcos en sobornos y donativos.Por su parte, Kohl, en la entrevista, señaló que "el objetivo de la campaña es difamar a los partidos de la coalición gubernamental y al propio canciller". "Está claro que la campaña está dirigida contra el canciller y contra el Gobierno. Yo cumplo con mi deber y no tengo mala conciencia", agregó.

La campaña de prensa ante la que Barzel ha sucumbido tiene como blancos a otros destacados personajes políticos del país: el canciller Kohl; el presidente de la República, Richard von Weizsácker; el jefe del Partido Social Cristiano bávaro, Franz Josef Strauss, y varios dirigentes de la oposición socialdemócrata, informa desde Bonn José Comas.

El escándalo supone tal amenaza para la clase política alemana que a principios de este año el canciller Khol intentó presentar al Parlamento una ley de amnistía, tanto para todos los autores como para los beneficiarios de donaciones ilícitas. Ante las presiones de algunos sectores de la opinión pública, Khol renunció en mayo a sus propósitos y asumió todas las sorpresas que el caso pueda deparar.

En estas circunstancias, Khol se ha convertido para algunos medios de Prensa en el próximo hombre a batir. El diputado del grupo verde Otto Schily anunció que "ahora habrá que colocar a Khol en el punto de mira". La evolución del caso es difícil de prever en estos momentos, pero se espera que la comparecencia del canciller federal ante la comisión investigadora despeje numerosas dudas.

Rainer Barzel ha sido víctima también, en parte, de sus propias ambiciones personales, que sus compañeros democristianos no le han perdonado. Los diputados de la mayoría gubernamental fueron los que más le presionaron el miércoles para que presentase las pruebas de su inocencia.

El dueño del bufete para el que trabajó Barzel, Albert Paul, aseguró el miércoles ante la comisión investigadora que el presidente del Bundestag no utilizó el despacho de abogados como tapadera para la percepci de dinero del consorcio Flick.

Rainer Barzel, a quien podría suceder el jefe del grupo parlamentario democristiano, Alfred Dregger, se inició muy joven en la política. A sus 38 años, fue el ministro más joven del Gabinete de Konrad Adenauer. En 1977, con el suicidio de su única hija, comienza un declive personal que se agudizaría con la muerte de su esposa, en 1980. En 1982 fue nombrado ministro de Relaciones Interalemanas, cargo que abandonó para ocupar la presidencia del Parlamento en 1983.

Páginas 2 y 3

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