El Ballet de Stutgart, una perfección de conjunto

Ballet de Stuttgart en el Festival de Otoño.

La fierecilla domada. Música: Heinz Stolze sobre Scarlatti. Coreografía: John Cranko. Principal intérprete: Marcia Haydée.

Lugar de estreno: Palacio de los Deportes de Madrid, días 23, 24, 25, 26 y 27 de octubre.

La tendencia del ballet narrativo recupera poco a poco en Europa su importancia con respecto al abstracto, tantas veces basado en una ideación metafísica hecha generalmente a posterior¡ de la coreografía. Puede haber alguna decepción por parte de quienes esperan mayor investigación en la libertad de la figura humana, pero es una tendencia que se viene observando en todas las artes: una especie de recuperación de puntos de partida, quizá para permitir que la evolución imprescindible encuentre otros caminos.

La fierecilla domada, de John Cranko, que ya vino a España hace 10 años pero que ha ido siendo afinada y perfilada desde entonces, es una excelente muestra de este ballet-teatro, de esta manera de contar una historia. Tiene ya el cuento humor en Shakespeare, tiene ironía la versión bailada, a la que muchos reprocharán su inclinación hacia lo mímico más que a lo puramente danzado, de forma que los grandes momentos de Í la danza aparecen un poco como ilustraciones en lo que es un continuo derroche de mohín, gesto, acentuación expresiva de momentos teatrales. Y quizá cinematográficos: como si ya no hubiera manera de huir, cuando se quiere relatar sin palabras, de la gran escuela chaplinesca. La creación de la compañía del Ballet de Stuttgart es impecable: en la calidad de actores de sus bailarines, en el vestuario, en la forma de escenas en que está desarrollada la historia, en los gags... En cuanto al estilo de bailar, el hallazgo está en que el estudio de las formas clásicas no aparece como un sometimiento, y la introducción de cortes contemporáneos en los pasos da toda sensación de libertad.

Impresiona la capacidad de esta compañía, que trae cuatro figuras para cada papel importante y se van alternando en los días de programación entre ellas: la pareja Marcia Haydée y Richard Cragun, que estrenaron la obra y que tienen fama universal. Pero no es cuestión de estrellas en una compañía que trae algo así como 40 bailarines para unos 15 papeles en cinco días de actuación, sino de un conjunto impecablemente mantenido por Marcia Haydée como heredera de John Cranko: es la calidad del conjunto, la unidad de escuela, la perfección de la creación.

Se triplicaría el valor de esta representación en un marco adecuado. El Palacio de los Deportes no lo es; es un ámbito creado para otras cosas, y no recibe bien lo que necesita un escenario, un marco, una escena, algo que recoja lo que de otra manera se desparrama.