El referéndum sobre la OTAN centrará el debate del 'estado de la nación"

La política exterior, especialmente todo lo relacionado con el referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN, acapara la atención sobre el contenido del discurso que esta tarde pronunciará en el Congreso de los diputados el presidente del Gobierno, Felipe González, dentro del debate sobre el estado de la nación. Fuentes próximas al presidente dijeron ayer que González "podría hacer una aproximación" sobre la fecha del referéndum, aunque sin desvelarla. En fuentes de la Moncloa se maneja ya el mes de febrero de 1986 como período probable para la consulta.

Los medios políticos consultados ayer coincidían en afirmar que Felipe González reiterará la promesa de convocar el referéndum e insistirá en la necesidad de que España ocupe su lugar en el mundo occidental, tanto en el nivel económico como en el defensivo, ligando así la adhesión a la Comunidad Económica Europea con la permanencia de España en la OTAN.El hecho de que las fuentes consultadas insistieran ayer en el período de febrero de 1986 como el adecuado para la consulta sobre la OTAN se debe a que esas fechas están a la requerida distancia legal de tres meses de cualquier elección política -las elecciones autonómicas gallegas serán en octubre de 1985, y las generales no deben tener lugar antes de mayo de 1986-. Además, esas fechas darían al Ejecutivo suficiente margen de maniobra ante el proceso de ratificación del protocolo de adhesión de España a la CEE por los parlamentos de los 10 países miembros. Finalmente, existe un amplio plazo para insistir en la "inevitabilidad" de formar parte de la Alianza Atlántica.

Los dirigentes socialistas afirmaban ayer casi unánimemente que el discurso del presidente del Gobierno será "un mensaje de esperanza", de donde se deduce que Felipe González ha sido sensible a los consejos de varios ministros, que le insistieron en que debía olvidar el lenguaje frío de las cifras y, por el contrario, tenía que emplear un tono más preelectoral.

El jefe del Ejecutivo ultimaba anoche, con la única ayuda de una secretaria, el texto del discurso, que no será leído y que tendrá una duración aproximada de dos horas.

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