El INI elimina sus inversiones de expansión y destina el 82% de sus recursos a saneamiento
El Instituto Nacional de Industria (INI) eliminará prácticamente en 1985 sus inversiones de expansión y destinará el 82% de sus recursos globales en ese ejercicio a sanear obra en curso y a mantenenimiento, según el Programa de Actuación, Inversión y Financiación (PAIF) para dicho año que fue aprobado ayer por su consejo de administración. En la misma reunión, primera que se celebra bajo la presidencia de Luis Carlos Croissier, se procedió al nombramiento de 17 nuevos cargos, entre ellos dos directores generales. El holding percibirá 205.000 millones de pesetas directamente de los Presupuestos Generales del Estado y se endeudará en los mercados financieros nacionales y extranjeros por un importe global de 153.000 millones.
La memoria del PAIF-85 para el holding destaca, en su explicación del mismo, la necesidad de "concentrar los recursos financieros disponibles en el saneamiento" de las empresas, lo que supondrá, según el documento, la restricción de la política de inversiones, la eliminación de "la práctica totalidad de las inversiones de expansión" y el destino de un 82% de la inversión material al saneamiento de obra en curso y a mantenimiento. El PAIF de 1985 será, en consecuencia, un programa "cuyos rasgos fundamentales son la austeridad y el saneamiento".Lo más novedoso del PAIF-85 es, en este sentido, el fuerte incremento que registran las aportaciones presupuestarias que el INI recibe en relación a 1984. Por un lado, la aportación del Estado con destino a la capitalización de las empresas viables se incrementa de 80.000 millones a 115.000 millones de pesetas y, si bien la subrogación de pérdidas permanece constante (90.000 millones), el holding podrá endeudarse en 153.000 millones de pesetas, es decir, un 50% más que en 1984. El próximo año, sin embargo, el INI no percibirá los 50.000 millones de pesetas que ingresó como resultado del proceso de desinversiones (venta de las acciones eléctricas a Endesa), que se materializó en 1984.
El coste de la desinversión
La política de desinversiones que se anuncia será, en este sentido, un proceso de ventas y cierres de empresas que, lejos de aportar fondos al grupo público, tendrá un coste efectivo inmediato para el mismo, y que la memoria del PAIF estima en 48.100 millones de pesetas. De esta cantidad, 13.000 millones se destinarán a la regularización que exigirá legalmente el cierre de Altos Hornos del Mediterráneo (AHM); otros 9.700 millones, para Potasas de Navarra, y 25.400 millones, para regularizaciones en otras compañías.Otro cambio cualititativo significativo en la aplicación de los fondos disponibles se produce en los procesos de capitalización de las empresas. Así, la memoria del PAIF-85 resalta que 67.500 millones de pesetas se destinarán a incrementos de capital de las empresas siderúrgicas y navales en reconversión (frente a los 13.000 millones de 1984), mientras que otros 67.500 millones irán al aumento de los fondos propios de las empresas que se consideran en crisis, pero que se suponen viables a medio plazo. Se trata de compañías como Iberia, Seat, Bazán y Babcock Wilcock. Otros 14.700 millones se destinarán al resto de las empresas, algunas de ellas con beneficios apreciables. Entre estas últimas se encuentran las del sector del aluminio y Enasa.
El esfuerzo de capitalización será, en cualquier caso, selectivo, y se aplicará sólo en función de las obligaciones mínimas que exigen los artículos 99 y 150 de la ley de Sociedades Anóminas. El INI se verá forzado también a prever dotaciones suficientes para asegurar el cumplimiento de determinadas políticas instrumentadas por el Gobierno. Se trata de los recursos que el Estado aportará a la Sociedad de Gestión de la Red Eléctrica de Alta Tensión o a la reorganización del sector minero de investigación.
La memoria del PAIF-85 hace, a su vez, un examen previo de los negativos resultados acumulados en 1983 y de los que se esperan para 1984. En esencia, el documento reconoce que se rebasaron largamente las previsiones de pérdidas que se efectuaron como consecuencia de "la imperiosa necesidad de realizar importantes ajustes en la valoración de la obra en curso (astilleros y bienes de equipo) y la necesidad de ajustar ciertos criterios contables a los principios generalmente aceptados, y que anteriormente estaban basados en puros criterios fiscales". Respecto a 1984, la memoria afirma que Ios resultados no pueden mejorar sustancialmente, entre otros motivos por el peso de las cargas financieras arrastradas como consecuencia de inversiones no rentables y pérdidas acumuladas".
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