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Solchaga se entrevistó ayer con el vicepresidente de la Comisión Europea

Andrés Ortega

Pocas cosas concretas logró ayer el ministro de Industria, Carlos Solchaga, en su larga entrevista -siete horas de duración- con el vicepresidente de la Comisión Europea y encargado de los temas industriales, Étienne Davignon. Los expertos de ambos bandos continuarán durante las próximas 24 a 48 horas la labor para intentar despejar la vía de una solución tanto en el tema del desarme arancelario como en el de la integración de la siderurgia española a la CEE.

"La CEE está dispuesta a respetar las ayudas nacionales a la siderurgia española", manifestó Carlos Solchaga. Pero la CEE propone a cambio un período transitorio de cuatro años tras la adhesión, durante los cuales se mantendría el actual sistema de autolimitación de las exportaciones siderúrgicas españolas hacia la CEE, lo que para el ministro "no es aceptable, pues es un tratamiento semejante al de país tercero". El razanomiento comunitario se basa en el programa -teórico- por el cual en la CEE cesarán en 1986 las subvenciones al sector, mientras en España, por el plan de reconversión, seguirán hasta 1988."España no ha admitido aún la necesidad de un período transitorío en este terreno, aunque, si lo admitiera, habría que diferenciar en las restricciones a las exportaciones entre las empresas que tienen subvenciones y las que no las tienen". Sin embargo, según fuentes próximas a la CEE, Solchaga vino a decir en la reunión que admitiría un período transitorio de dos años, y, de hecho, en conferencia de prensa Solchaga afirmó que "los cuatro años no son un problema grave, pues ellos están sensibilizados, si es estrictamente necesario pasar por este período transitorio". Es probable, según estas fuentes, que la contraoferta de la CEE contemple dos años fijos de' transición y luego un sistema más flexible durante dos años más.

En cuanto al desarme arancelario frente a la CEE, Davignon, según Solchaga, prometió que propondría a los diez un período de siete años. Lo que no es nuevo, aunque no se haya formalizado. Y en cuanto al ritmo del desarme, Solchaga reiteró que España quiere que sea más lento al principio que al final -la CEE ofrecía lo contrario-, "o, como máximo, lineal uniforme", siendo ésta la fórmula con más posibilidades al final. Solchaga insistió en que esta cuestión industrial dependía de lo que ocurriese en el capítulo agrícola.

Importaciones de coches

El ministro español señalo que"hay que desmitificar" la cuestión de los altos aranceles españoles (los superiores a un 20%), que la CEE quiere reducir más rápidamente que los demás. La lista de productos sensibles para la CEE que se ven afectados -una treintena en un principio- se reducirá ahora a una cantidad más manejable. Para intentar encontrar una vía de salida en los altos aranceles de los automóviles, España y la comisión han decidido examinar la fórmula de contigentes arancelarios (es decir, con derechos reducidos), como propugnan ahora París y Londres (véase EL PAIS de ayer), y la parte española señaló ayer que el mercado, interior del automóvil en España (el número de matriculaciones) es hoy inferior al existente en 1975.

La cuestión de los automóviles -los españoles entran en la CEE con un arancel 10 veces menor que el comercio en sentido contrario- es un tema político para el Reino Unido, dadas las presiones de sus sindicatos. De hecho, dentro de los "viajes coordinados, que constituyen una ofensiva de Gobierno", Solchaga tiene previsto viajar a Londres antes de finales de mes.

Preguntado sobre la reconversión de los astilleros españoles, Carlos Solchaga manifestó: "Espero que UGT y las demás centrales sindicales comprendan la postura del Gobierno".

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