Los peligros de una segunda ola de euforia

Una las cuestiones suscitadas durante el simposio es si el espectacular aumento del número de trasplantes de corazón, iniciado en 1980, tendrá continuidad o será una ola pasajera de euforia, como la que se produjo en 1967. Sólo en 1968 se realizaron más de 100 trasplanes en 22 países diferentes, fruto, en su opinián del doctor Jamieson, "de un grado exagerado de entusiasmo". Pero la euforia pasó pronto. La mayoría de estos centros abandonó sus programas. Habían valorado insuficientemente las dificultades del trasplante y el resultado fue desastroso. Al poco tiempo, el único centro que seguía ron el programa de trasplantes era el de Stanford.A partir de 1980, el número de trasplantes se disparó de nuevo.

En un sólo año, 1983, se realizaron 287 trasplantes en todo el mundo, la tercera parte de los que se habían realizado en los 15 años anteriores. En 1982, practicaban el trasplante de corazón en Estados Unidos únicamente seis hospitales. Un año después eran ya 16 y en estos momentos suman ya 40.

El doctor Jamieson teme que se trate de una nueva euforia pasajera, cuyo perjuicio sería mucho mayor ahora, que está de moda hablar de los costes de la Sanidad. Reconoce, sin embargo, que gracias en buena parte al trabajo desarrollado en Stanford las condiciones son hoy mucho mejores que hace 17 años. Entre otras cosas, entonces no era posible exhibir las diapositivas que él mismo mostró en su ponencia.Diapositivas como la que muestra a una joven que acaba de tener un hijo, cuatro años después de haber cambiado de corazón, o aquella en la que aparece practicando el windsurfing un paciente trasplantado hace 14 años.

Hoy es posible incluso explicar el caso de una periodista de Arizona que vuelve a fumar -"a pesar de nuestra prohibición" a los 40 meses de un trasplante simultáneo de pulmón y corazón, o mostrar la fotografía de un joven, también con ambos órganos trasplantados, levantando pesos con pies un año después de la operación. "En cualquier caso, los centros que tuvieran una supervivencia inferior al 75% deberían abandonar los trasplantes", señala como conclusión el doctor Jamieson.