Los comunistas italianos evitan con su abstención la caída de Andreotti, aunque más tarde piden su dimisión y la del Gobierno
El líder democristiano de mayor prestigio, Giulio Andreotti, actual ministro de Asuntos Exteriores, un hombre que ha sido cinco veces presidente del Gobierno, está en el ojo del ciclón. En menos de 24 horas han pedido su dimisisión, primero 102 diputados en el Parlamento, con voto secreto, y después el partido comunista (PCI), tras una reunión de la secretaría del partido a la que asistieron los presidentes de los diputados y senadores del partido. Paradójicamente, fue el PCI el que salvó la cabeza de Andreotti en el Parlamento, con su abstención.
Todo había arrancado de una moción conjunta en el Parlamento del Partido Radical y del Partido de Democracia Proletaria durante la discusión sobre el caso de Michele Sindona, el banquero encerrado desde hace unos días en la cárcel femenina de Voghera, tras su extradición de la cárcel de Nueva York. El voto pedido por les radicales contra Andreotti por las sospechas que recaen sobre él desde hace tiempo de haber aupado y defendido siempre al banquero mafioso resultó en realidad una gran sorpresa, ya que de los 101 votos contra el líder democristiano, más de la mitad han tenido que provenir de los escaños de los partidos de su mismo. Gobierno. Andreotti se salvó en dicha votación sólo porque el partido comunista se abstuvo en bloque.
Sólo después de conocerse el resultado de la votación, los comunistas se dieron cuenta de que hubiesen bastado sus votos para hacer caer a un Gobierno contra el que había luchado ya con todas sus fuerzas el difunto Enrico Berlinguer.
Los radicales aprovecharon en seguida el resbalón para anunciar una conferencia de prensa internacional, en la que iban a denunciar la responsabilidad del partido comunista, que había impedido con la abstención "poner por fin de rodillas a la democracia cristiana". El PCI se adelantó con un comunicado de la secretaría del partido y los presidentes de las dos Cámaras del Parlamento, en petición, no sólo de la dimisión de Andreotti, sino también de todo el Gobierno.
No hubo 'absolución moral'
En dicho comunicado se desmiente que la abstención dada por el partido a la moción radical haya significado una absolución moral de Andreotti. Y analizando el voto del Parlamento, los comunistas afirman que el resultado "no admite ningún género de duda: una parte consistente de la mayoría del Gobierno ha pedido la dimisión de Andreotti, quien deberá ahora extraer las consecuencias naturales y necesarias". Y añade que es al mismo tiempo todo el Gobierno el afectado, porque "no se puede pensar en gobernar el país con una coalición dividida por las sospechas y contradicciones más profundas". Concluye el comunicado comunista que las responsabilidades de Andreotti en el escándalo Sindona "han ido apareciendo cada vez con más evidencia". Los primeros comentarios se dirigen a afirmar que los comunistas habían sido cogidos de sorpresa, ya que nunca hubiesen imaginado que una moción radical hubiese podido recoger más de 100 votos contra Andreotti. Los radicales rechazan esta versión. El líder Spadaccia ha dicho a EL PAIS que los comunistas defendieron a Andreotti "porque les gusta la política xosoviética que está haciendo desde el Ministerio de Exteriores".
Sin embargo, de lo que no cabe duda es de que este percance le ha cerrado las puertas a Andreotti para su candidatura a la jefatura del Estado.
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