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Escándalos en la campaña electoral norteamericana

Reagan y Mondale preparan con minuciosidad su primer enfrentamiento directo en la campaña presidencial de EE UU

La noche del domingo (madrugada del lunes en España) será uno de los momentos más críticos de la campaña electoral por la presidencia norteamericana. Ese día, el actual presidente, el republicano Ronald Reagan, se enfrenta directamente, por primera vez, al aspirante demócrata a la presidencia, Walter Mondale. El debate, para el que ambos se preparan Intensamente, ha sido organizado por la Liga de las Mujeres Electoras, durará 90 minutos y será retransmitido en directo por las tres grandes cadenas de televisión norteamericanas (CBS, ABC y NBC). Se calcula que unos 60 millones de personas seguirán el enfrentamiento Reagan-Mondale.

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"Mondale puede ganar el debate, pero Reagan ganará la audiencia", comentan altos funcionarios de la Casa Blanca, quienes confían en que el carisma y la popularidad del veterano presidente, de 73 años de edad, se imponga sobre el estilo, más gris, de su adversario demócrata, de 56 años. "Si logramos pincharle, le produciremos una hemorragia", replican en el cuartel general electoral de Walter Mondale, donde son conscientes de lo mucho que se juega en el debate. Para que Mondale lograra colocar a Reagan contra las cuerdas debería abordar cuestiones para las que es difícil que el presidente tenga una respuesta convincente, como, por ejemplo, los atentados contra soldados y diplomáticos estadounidenses en Líbano, la hipoteca que representa el déficit público para el futuro de la economía estadounidense o la escalada en la crisis centroamericana, donde Reagan parece más inclinado a soluciones bélicas que a arreglos negociados.

Reagan podrá anteponer a los ataques de Mondale un sinfin de cifras y estadísticas sobre la recuperación de la economía norteamericana. Tampoco olvidará argumentar que, gracias al refuerzo del poderío militar o a la intervención en la isla de Granada, Estados Unidos ha podido recuperar su prestigio como 'potencia mundial.

Reagan y Mondale, que ocuparán sendos pupitres, tendrán dos minutos y medio, cronometrados, para responder a las preguntas, más otros cuatro minutos para replicar, si hay continuación a la primera pregunta, Y Un minuto complementario para defenderse en caso de seguros ataques personales. Al final, Reagan y Mondale dispondrán de otros cuatro minutos para cerrar ese primer debate en Louisville (Kentucky), que será seguido, con el mismo esquema, de un segundo en Kansas City (Misuri) el próximo día 21. Ambos debates se consideran capitales para la imagen de los candidatos que disputarán la elección presidencial el próximo 6 de noviembre.

Debido a las dificultades auditivas de Ronald Reagan, los estrategas de la Casa Blanca negocian actualmente el que Reagan pueda disponer de un pupitre especial -idéntico al utilizado en sus conferencias de prensa en la Casa Blanca- equipado con un sofisticado-sistema que amplía el sonido. Los demócratas podrían acceder a tal demanda, pidiendo como contrapartida que sea Mondale quien tenga la última palabra en el debate del próximo domingo.

Los preparativos del debate centran la labor de ambos contrincantes durante estos días. Un minucioso estudio de los vídeos de las actuaciones políticas del adversario, junto a una serie de debates simulados, forman el principal entrenamiento a que se someten Reagan y Mondale, a fin de llegar rodados antes las cámaras en Louisville. David Stockman, actual jefe de la oficina del Presu puesto en la Administración Reagan, es el hombre que representa a Mondale en el escenario prepara torio a que se somete Reagan antes del debate. Stockman encarnó ya -con evidente éxito- el papel de James Carter en la elección presidencial de 1980, que llevó triunfalmente a Ronald Reagan hasta el despacho Oval de la Casa Blanca

Para Mondale, el personaje de Reagan lo interpreta Michael Sovern, presidente de la Universidad de Columbia y ex profesor de Derecho de Mondale.

En el actual momento de la campaña electoral, el debate del domingo se anuncia casi como una última oportunidad de Mondale para dar un giro a una situación adversa. Reagan acude al enfrentamiento con todos los sondeos a su favor -con un margen de al menos el 13% sobre Mondale si la elección se celebrase hoy-, pero Mondale tiene la ventaja de que no tiene nada que perder y, por tanto, puede arriesgarlo todo en el primer debate de la campaña.

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