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Fuerte temporal en el norte de España

Un vendaval que llegó a alcanzar 150 kilometros por hora sembró ayer el pánico en Galicia

Manuel Rivas

Un anciano muerto, y al menos 33 personas heridas -tres de ellas graves- es el resultado provisional de víctimas causadas por los restos del ciclón Hortensia en Galicia. El vendaval penetró en la madrugada de ayer en la región. A esto se añaden miles de árboles derribados, viviendas desplomadas, bloqueo en las comunicaciones, cortes de electricidad en toda la región y cuantiosos daños materiales en la agricultura. Para hoy persiste la emergencia, aunque se espera una disminución en la intensidad del vendaval. Ayer alcanzó velocidades de 150 kilómetros por hora -nunca antes registradas en la región-, en Monte Ventoso (Lugo), lo que sembró el pánico en la zona.

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En el litoral, donde se habían adoptado especiales medidas de precaución, varios yates y pequeñas embarcaciones rompieron amarras por efecto del temporal, quedando a la deriva. Uno de estos yates se estrelló contras las rocas, en Baños (Pontevedra), registrándose en la ría de Arosa y otros puntos de la costa el hundimiento de falúas y bateas mejilloneras. Las posibilidades de auxilio en el mar se vieron enormemente dificultadas y un yate de bandera británica, el Blue Shift, que emitió de mañana llamadas de socorro a la altura de la Costa da Morte, pudo remontar la emergencia por sus propios medios, cuando ya se dirigía en su ayuda, con grave riesgo el pesquero Navegante Magallanes En la costa norte de La Coruña, los cinco tripulantes de otro yate el belga Geisa, fueron rescatados por el buque soviético Nikolái Vikov. Mercantes de distintas nacionalidades buscaron refugio en los puertos gallegos, donde permaneció amarrada la flota pesquera.La víctima mortal del Hortensia en Galicia, el maestro jubilado Benigno José Garrido, de 77 años de edad, falleció en La Coruña, tras caerse y sufrir una contusión cuando transitaba a las 8.30 horas por una calle del barrio de Montealto, zona especialmente batida por el viento. Cerca de este lugar, en la calle Panaderas, el derrumbe de un muro había alcanzado de madrugada a un vehículo ocupado por dos policías nacionales, Antonio García y Justino Segade, que fueron ingresados en la residencia sanitaria. En La Coruña, como en otras ciudades gallegas, el paisaje urbano en algunos puntos era desolador, con árboles y farolas derribados, y numerosos restos de techumbre y vidrieras esparcidos por las calles. En El Ferrol tuvo que ser evacuado un campamento de chabolistas.

Las violentas ramificaciones del Hortensia afectaron particular mente a los transportes, al sistema de comunicaciones y al suministro de energía eléctrica, lo que semiparalizó durante el día la actividad ciudadana. Los centros escolares y algunas grandes industrias como Astano, donde aparecía escorada una enorme grúa, cerraron sus puertas. A media tarde de ayer, algunas pequeñas localidades y aldeas permanecían aisladas.

Los numerosos árboles arrancados de cuajo por el viento y otros obstáculos dificultaban el tráfico por carretera, obligando a una interrupción casi total en el transporte por ferrocarril. A las 8.50 horas, el ferrobús Pontevedra-Lugo, que circulaba sin viajeros, descarriló en el lugar de Figueirido, debido a un desprendimiento de tierras, resultando herido leve un revisor. En las estaciones gallegas se suspendieron las salidas de los trenes de largo recorrido,, permaneciendo retenidos en la provincia de Orense los dos expresos procedentes de Madrid, con destino a La Coruña y Vigo, siendo trasladados los viajeros por carretera. Los aeropuertos permanecieron cerrados, sufriendo deterioros el de La bacolla, en Santiago, con rotura de cristales en la torre de control y tejado de la terminal.

Los cortes de energía eléctrica afectaron, intermitente o permanentemente, a toda la región gallega Los organismos oficiales, incluida la delegación general del Gobierno y los gobiernos civiles, donde se coordinaban las actuaciones para hacer frente a los efectos de la borrasca, trabajaron a la luz de lámparas portátiles. Los quirófanos de algunos centros sanitarios funcionaron con grupos electrógenos. En el Barco de Valdeorras, en Orense, se prestó asistencia a un parto ayudándose con linternas. En La Coruña se inundó la sala de máquinas del ambulatorio de San José, situado en la ensenada del Orzán, abatida por un fuerte oleaje.

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La falta de energía eléctrica afectó a las comunicaciones telefónicas, quedando incomunicadas varias centrales y bloqueándose otras, siendo reiterados los llamamientos oficiales para que se restringieran las llamadas particulares. Las emisoras de radio no pudieron emitir, o lo hacían muy dificultosamente, en los intervalos de mayor intensidad de la borrasca, que también interfirió el informativo gallego de televisión.

Los daños más cuantiosos, todavía no evaluados, se registraron en la agricultura. Las pérdidas parecen ser especialmente considerables en viñedos, maizales y plantaciones frutales. El viento destrozó numerosos invernaderos, arrasando, en Betanzos, 11.000 metros cuadrados de cultivo de claveles. También en algunos centros industriales los daños fueron importantes, cuantificándose en 50 millones los producidos en la factoría de Aluminios, en La Coruña.

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