Tercera vía
¿La tercera vía existe o son los padres? No quisiera que una columna de este periódico pudiera quitar la inocencia mágica ni siquiera a un niño, a un solo niño español, aunque parto del apriorismo de que todos los niños que puedan leerla ya saben que los Reyes Magos no son lo que parecen. La comparación está forzada por la insistencia maniática últimamente percibida de vincular política con magia, tal vez como respuesta a la alianza impía Fraga-Reagan que la vincula con religión. Dos hechos internacionales merecen reconsiderar el tema del realismo mágico en política: la aparente presencia activa de los países europeos en la resolución de Contadora y el llamamiento de Willy Brandt a Estados Unidos y a la URSS desde Río de Janeiro para que no actúen como causa de injusticia social y política en y entre las naciones. Vemos, pues, cómo Europa y la II Internacional toman posiciones diferentes a las que sostiene el centro del imperio, el centro del sistema capitalista, Y al mismo tiempo distanciadas de las del bloque socialista.
Europa, como área económica más o menos unitaria, tiene una conducta imperialista en muchas zonas del mundo, o conducta imperialista delegada por Estados Unidos o conducta imperialista heredada de la historia de sus naciones hegemónicas (Francia e lnglaterra) o de la potencia de nuevo cuño de Alemania o los países del Benelux. Sólo una definitiva de cantación del poder político europeo del lado de las fuerzas progresistas podría hacer variar esta posición objetiva. Y en cuanto al despegue de la II Internacional de la. estrategia de guerra fría, sería una condición sine qua non para que la tercera vía famosa fuera algo más y algo menos que magia, pero difícilmente la II Internacional hará pasar razones éticas por universales encima de las razones de Estado particularizadas, y esas razones de Estado están muy gravemente hipotecadas por la dependencia hacia el centro del imperio.
Necesidad de tercera vía la hay, como paso previo a este sistema mundial bueno, justo, unitario y encantador que aún no ha tentado como tema a ningún autor de cuentos de hadas.
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