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El Gobierno mantiene la esperanza de rebajar la inflación a menos del 9% pese a la subida del 0,7% de los precios en agosto

La publicación del índice de precios al consumo (IPC) de agosto -una subida del 0,7% sobre julio, que sitúa la tasa de los 12 últimos meses por debajo del 12,2% de diciembre pasado, exactamente en el 12%- ha infundido en medios de la Administración la esperanza de terminar el año por debajo del 9%, una vez perdido el objetivo inicial del 8%. El Gobierno temía que después del susto dado por el IPC de julio -1,5%-, el aumento de los precios, empujado de nuevo por los de los alimentos, se aproximara en agosto al 1%; las previsiones oficiales apuntan que no cabe esperar durante el resto del año una media mensual inferior al 0,7%.

Los datos salidos ayer del Instituto Nacional de Estadística (INE) atribuyen todavía a los alimentos un alza del 1,4%. Sin embargo, medios gubernamentales aseguraron anoche que los datos sobre las dos primeras semanas de septiembre detectan por fin la ansiada inflexión.La subida del 0,7% en el índice de precios al consumo (IPC) de agosto, cuando en 1983 creció el 1,3%, sitúa el incremento acumulado durante los ocho primeros meses del año en el 6,9%. La cifra es prácticamente igual al 7% de enero-agosto de 1983 si se tiene en cuenta que el INE siempre redondea las décimas.

Pero desde ahora las comparaciones mensuales empezarán a contar este año con ventaja. Y ello porque en el año pasado, agosto significó el inicio de una inflexión al alza, procedente de los precios de alimentación. Éstos provocaron durante el segundo semestre un rebrote inflacionario: la tasa anual, la más significativa para los expertos, había bajado en julio al 10,3 % y terminó el año en el 12,2%. La ventaja, pues, se extenderá también en los próximos meses a la tasa anual, debido a que salen del cómputo meses alcistas (entre el 0,8% de septiembre y el 1,6 de diciembre) y entran otros teóricamente más bajos.

En este sentido, las fuentes gubernamentales consultadas destacaron que los precios de productos no alimenticios -los que mejor miden la inflación subyacente en cualquier economía crecieron en agosto sólo el 0,3%, tasa incluso por debajo del 0,4% de meses anteriores. Se trata del vestido y calzado (0,2% de subida en agosto), vivienda (0,1%), menaje y servicios para el hogar (0,2%), servicios médicos (0,2%), transportes y comunicaciones (0,6%), esparcimiento y cultura (0,2%) y otros (0,4%).

Previsiones y consecuencias

En cuanto a los. alimenticios, el 1,4% de elevación en agosto, con ser todavía alto comparado con meses anteriores, y sobre todo con julio (3,6%), disfruta ya ampliamente de ventaja respecto de un segundo semestre malo en 1983: en agosto del año pasado subieron el 2,9%. En tasa anual (12 últimos meses), de la que sale el 2,9% de aquel agosto y entra el 1,4 del más próximo, la alimentación baja del 16,7% de crecimiento hasta finales de julio al 15,2% en los 12 meses últimos que terminaron con agosto.No obstante, las subidas en alimentación, precisamente las que más perjudican a las economías con menor poder adquisitivo, que dedican a la misma por encima del 40% arrojado en la media nacional base del índice, han sido en agosto todavía fuertes, incluso para productos cuya elevación de precios durante los últimos 12 meses superaba en julio el 30% (véase EL PAÍS del 12 de septiembre pasado). El pollo se encareció otro 4,9%, los huevos un 4,8%, el cordero un 7,2%, el pescado fresco un 5,5%, las frutas un 3,2% y el pan -uno de los precios intervenidos que avivarán desde ahora el índice por su reciente revisión- otro 5,5%.

Si con estos incrementos de alto peso en el consumo no ha subido más la alimentación se debe a que el precio de las verduras bajó en agosto un 11,3%, después de elevarse el mes anterior un 17,6%. Según los controles de las autoridades comerciales, cuyos vaticinios fallaron para julio por amplio defecto y para agosto se han acercado a la realidad certificada por el INE, en las dos primeras semanas de septiembre se ha roto la tendencia alcista de la alimentación. Pasada la demanda turística, los mercados se surten, además, con productos de estación y están menos presionados por el consumo.

También se confía desde ahora en que la moderación salarial y de precios regulados, así como las importaciones de choque liberalizadas por el Gobierno, empiecen a surtir efecto desde ahora.

Si también se cumplen las teorías sobre la inflación subyacente (influencia en la formación de precios desde los salarios, los beneficios, los impuestos indirectos y precios importados desde el exterior), en los próximos meses se confirmará la desaceleración esperada por el Gobierno y la CEOE, alentada al tiempo por la erosión del poder adquisitivo en el consumo, en retroceso durante este año. Sin embargo, la media de las tasas anuales de cada mes del año, la que determina el reparto final de la renta, difícilmente podrá bajar del 11% y arrojará una detracción mayor a la prevista respecto al 8% o 9% de aumento salarial, aun cuando el dato de junio ya determinó la revisión de algunos convenios y se mantienen para septiembre las expectativas del resto de los que tienen cláusula de revisión (entre el 6,5% y 7,5%).

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