Las figuras del cante dominaron el congreso de Cáceres
El XII Congreso de Actividades Flamencas, que se ha celebrado en Cáceres, ya es historia. Un congreso que junto a cosas muy positivas, especialmente en el terreno artístico, ha tenido sus problemas y conflictos, debidos sobre todo a una insólita actitud de la presidencia, áspera y no dialogante. La última sesión de trabajo siguió la pauta de las anteriores, con ponencias debidas a importantes nombres de la literatura, la poesía y, por supuesto, el arte flamenco.
Fernando Quiñones, cuyo tema era Los cantes de Cádiz, dedicó la mayor parte de su tiempo a leer un cuento suyo de temática flamenca, lo que no tiene mucho que ver con una ponencia congresual. La ponencia dio ocasión de escuchar uno de los mejores momentos de cante, el de un Chaquetón plenamente inspirado en estilos que él hace a la perfección, como la malagueña de Enrique El Mellizo, soleares de Cádiz -que fueron una maravilla-, cantiñas y bulerías. Manuel Ríos Ruíz hizo una interesante exposición del arte flamenco en Jerez, que ilustró Manuel Moneo.
La sesión de clausura registró diversos debates sobre temas de interés para los congresistas, así como la adjudicación de los tres próximos congresos. El de 1985 tendrá lugar en Huelva, el de 1986 en Hospitalet (Barcelona) y el de 1987 en Madrid.
La inquietud de Fosforito
En la jornada anterior, Antonio Fernández Díaz Fosforito, como había hecho Parrilla, pronunció su ponencia y la ilustró con su cante. Fue un ejercicio fascinante, en el que el cantaor demostró no sólo sus profundos conocimientos como tal, sino también una inacabable inquietud de estudioso e investigador. Fosforito dio un auténtico curso sobre determinados estilos flamencos -soleares, cantiñas, cantes de Málaga, bulerías-, y lo hizo con brillantez y generosidad.Manuel Barrios trató con autoridad y solvencia el tema El flamenco, cante de imaginación, que él viene estudiando hace tiempo en profundidad, aportando interesantes puntos de vista, sobre los que habrá que seguir investigando -y espero que él lo haga- sugestivas interpretaciones. José Menese puso el cante de su marca, a veces impresionante.
El festival en beneficio de la ITEAF (artistas flamencos de la tercera edad) tuvo un buen nivel artístico y un largo elenco. Chaquetón, bien por cantiñas y por tangos. Menese, Fosforito y Encarnación, que habían dado lo mejor de sí horas antes, en las sesiones de trabajo, cumplieron con dignidad, como cumplieron Manuel Mairena y el Indio Gitano. Manuel Moneo, excelente, sobre todo en el primer cante, por soleá, mientras en lo de Charamusco no acertó plenamente en la línea de Antonio Mairena.
Guitarristas importantes, alguno de los cuales ha tenido que trabajar como forzados en este congreso. Es el caso de Enrique de Melchor -dudo que nadie hoy hubiera podido hacer tan perfectamente como él un seguimiento tan brillante a la ponencia de Fosforito-, Parrilla de Jerez y Juan Carmona Habichuela. Pepa Montes hizo un hermoso baile por soleá, tan bueno como hacía tiempo no le veíamos.
Destacar también el homenaje del congreso al profesor García Matos, extremeño fallecido en 1974, folklorista y musicólogo, investigador que dedicara en vida especial atención al tema flamenco, cuyos escritos dispersos han sido editados ahora en libro con ocasión del congreso. El homenaje fue musical, a base de tres tocaores. Oír juntos a Enrique de Melchor y Parrilla de Jerez permitió contrastar dos formas distintas de entender el toque flamenco. También intervino José Antonio Conde, un joven tocaor cacereño que progresa.
Babelia
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