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Entrevista:

Hugo Assmann: "La democracia es un tema central en la discusión de la teología contemporánea"

Hugo Assmann, nacido en Brasil en 1933, está considerado como uno de los pioneros de la teología de la liberación. Es amigo personal del teólogo brasileño Leonardo Boff, que recientemente fue llamado a Roma para responder sobre algunos puntos doctrinales de este movimiento, que se ha desarrollado sobre todo en los países del Tercer Mundo. En sus escritos, Assmann ha reflexionado sobre Marx, Engels, Carter, opresión-liberación, experiencia guerrillera boliviana y economía y teología (tema de su próximo libro). Trabajó durante algunos años en Chile, donde ejerció el ministerio sacerdotal hasta la caída de Salvador Allende. En la actualidad alterna en Brasil tareas docentes, como sociólogo de la comunicación, y políticas (tiene un puesto de responsabilidad en el Partido de los Trabajadores).

En una escala en Madrid ha conversado con EL PAÍS. Assmann asegura que, por encima de todo, lo que preocupa en estos momentos a este y a otros movimientos teológicos es precisamente la democracia como instrumento liberador y de oxigenación para países pobres y ricos.Pregunta. A los pocos días del llamado proceso vaticano a Boff, usted va a pasar por Roma. ¿Piensa mantener algún contacto oficial o privado con la jerarquía del Vaticano?

Respuesta. No. Mi paso por Roma es casual. Voy camino de Budapest, donde participaré, los próximos días 17 al 22 de este mes, con otros 70 teólogos, en el encuentro de Teología por la Paz. En Roma me entrevistaré con amigos y visitaré librerías, pero no tendré contactos con niveles oficiales. Aunque tendría algunas razones para ello, porque, entre otras cosas, en el Vaticano existe un informe sobre mí con informaciones muy distorsionadas. Entre estas informaciones se encuentra una que procede de un documento del cardenal Ratzinger, en el que refiriéndose a mi persona dice en términos. peyorativos: "Ese ex sacerdote...". Como mucho, debería decir "ex cura", porque, aunque ya no ejerzo el ministerio clerical, no he dejado de ser sacerdote y continúo unido a los trabajos de pastoral y al movimiento teológico en Brasil.

P. ¿Cuál es su interpretación personal de la reciente visita obligada de Boff al Vaticano?

R. La convocatoria de Boff a Roma significó una interpelación personal, pero sobre todo una prueba a la Iglesia católica en Brasil. Roma quiso averiguar hasta dónde podía llegar en el control de la Iglesia católica en aquel país, que es el que mantiene posturas más progresistas. Brasil, con más de 100.000 comunidades cristianas de base, representa uno de los puntos más vitales de la Iglesia, y no sólo de la católica. Es, además, un movimiento irreversible. Los intentos de intervención de Roma en el cristianismo de Brasil son verificables tanto en el nombramiento de obispos, campañas de difamación a grupos de base, como en el contexto global de neoconservadurisimo que emana del Vaticano.

P. ¿Cree que la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio) convenció al teólogo brasileño para que abandonara algunos de sus supuestos doctrinales?

R. No lo creo. Boff dijo después de la entrevista que sus supuestos no habían cambiado para nada. Es posible que en otras personas hubiera hecho mella una intimidación real, pero no en este caso. Además, Boff iba muy respaldado. Le apoyaban obispos brasileños y muchas firmas. Esta es la gran diferencia con hechos similares, como el de Hans Küng. Boff no ha sido intimidado por la jerarquía vaticana. Es muy posible que en el careo se hayan tocado temas que hayan transformado la interpelación. Roma seguro que ha comprobado que existe un límite en sus posibilidades de intervención.

P. La comparecencia de Boff en el Vaticano coincidió con la publicación del documento Algunos aspectos de la teología de la liberación. ¿Se trata de un ataque frontal a este movimiento, al que usted también pertenece?

R. No es ningún ataque frontal. Es más, el documento, que es un intento fallido, de frenar la teología de la liberación, hace fuertes concesiones a este movimiento. Veo en este documento una mano '"montiniana", que no condena la teología de la liberación y que recoge el sentido positivo de la expresión "Iglesia de los pobres". Además, en el documento se incluye por primera vez una referencia positiva a las ciencias sociales como fuente de reflexión teológica.

Pero nos molestan ciertas lagunas y vacíos que se aprecian en este escrito. Por ejemplo, el Vaticano pretende reducir la teología de la liberación a un conjunto de ideas que pueden ser rebatidas y no se refiere a lo que es fundamental: la teología de la liberación como movimiento de espiritualidad que surge de las necesidades pastorales de un pueblo pobre, que nace y crece con la práctica y el compromiso diario. Tampoco son acertadas las disquisiciones que hace el documento sobre los métodos marxistas. Ningún teólogo de la liberación se siente aludido por esta referencia.

P. Al margen de la postura de Roma sobre la teología de la liberación, o a pesar de esta postura, ¿tiene hoy algún mensaje nuevo y específico este tipo de teología, que se ha desarrollado en los países pobres, en relación con "otra" teología que puede corresponder a países ricos?

R. Creo que ya se ha superado la polémica teología para países pobres-teología para países ricos. La teología de hoy se encamina, a pesar de la ola de neoconservadurismp que azota a la Iglesia católica y a otras iglesias, a la profundización de la democracia e incluye como temas de estudio y de experiencia, entre otros, los económicos, el de la paz unido al de la lucha por la justicia, la liberación de la mujer, la superación de las diferencias culturales y étnicas, la moral, las formas pedagógicas para crear la democracia y otros temas muy unidos a la vida cotidiana. Son temas muy universales y forman parte de todas las teologías.

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