Un microcircuito que equipa también al caza F-18 causó el primer fallo del 'Discovery'
, El fallo que provocó el primer retraso en el inicio del vuelo inaugural del transbordador espacial estadounidense Discovery, el pasado 25 de junio, se debió a un microcirculto defectuoso similar a los integrados en los sistemas electrónicos de los más modernos aparatos militares norteamericanos, como el bombardero B-1, el caza F-18 y el submarino nuclear Trident. El Pentágono anunció ayer una profunda investigación sobre estos componentes, que se han venido utilizando en los sistemas de armamento de Estados Unidos desde hace ocho años.
Portavoces del Pentágono señalaron ayer que posiblemente se hayan utilizado más de 15 millones de estos chips en los últimos ocho años, pero que no se conoce todavía la magnitud del problema. Los microcircuitos han sido fabricados por la empresa Texas Instruments y comercializados por el gigante de los ordenadores, la empresa IBM. El Ministerio de Defensa estadounidense afirmó ayer que IBM no los había probado suficientemente antes de integrarlos en los ordenadores militares. Sin embargo, algunos observadores opinan que el problema se ha exagerado, ya que no se pone en duda la calidad de los componentes.En el caso del Discovery, el fallo detectado el 25 de junio se produjo en un costoso ordenador fabricado por IBM especialmente para el transbordador norteamericano, al no realizarse correctamente la coordinación entre la unidad situada en tierra y la situada a bordo de la nave. Al día siguiente, el descubrimiento de la apertura defectuosa de una válvula en uno de los motores provocó la suspensión del lanzamiento a pocos segundos del punto de no retorno, y el inicio de la misión fue aplazado hasta finales de agosto.
En el armamento más moderno
Donald Moore, subdirector de la oficina de compras del Pentágono, señaló ayer que, aunque el microcircuito se encuentra probablemente en todas las armas que disponen de equipo electrónico sofisticado, no se cree que se presenten problemas serios de fiabilidad, lo que debe tranquilizar a los países que han comprado armamento norteamericano. Entre éstos figura España, que ha adquirido 72 aparatos F-18A, una de las versiones que existe del F-18, por un valor cercano a los 300.000 millones de pesetas. En la última semana de agosto se estrelló en Estados Unidos un prototipo experimental del bombardero B-1, por causas aún ignoradas.En realidad, el número de chips es muy superior a los 15 millones de unidades vendidas a IBM, puesto que microcircuitos similares fabricados en la planta que Texas Instruments tiene en Taiwan fueron vendidos a otras 80 empresas que trabajan para el Ejército estadounidense. Funcionarios del Pentágono que están tratando en la actualidad de saber el destino de estos componentes afirmaron que se desconoce qué porcentaje de los microcircuitos es defectuoso, pero que se sabe que el control de calidad en su fabricación no fue el adecuado. El Pentágono anunció el lunes que ya no aceptará equipos que lo contengan.
El portavoz Michael Burch declaró que se estaba investigando la posibilidad de emprender acciones de tipo judicial contra la empresa Texas Iristruments. Este gran mercado podría pasar a la empresa National Semiconductors, que se vio implicada el pasado mes de marzo en un escándalo similar.
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