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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Proceso en Roma

Los mismos teólogos progresistas de la teología de la liberación se maravillan de la persecución a la que se ha sometido, por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a un personaje como fray Leonardo Boff, considerado en realidad el menos marxista y el más ortodoxo de los actuales enfants-terribles de la nueva teología.Aunque su proceso ante el ex Santo Oficio ha tenido como motivo oficial su libro Iglesia: carisma y poder, lo cierto es que Boff, que tiene hoy 45 años, posee una ficha en la Congregación para la Doctrina de la Fe con el número 2012/67, es decir, que ya el tribunal de Roma seguía sus pasos desde sus años verdes, cuando Boff era aun un simple estudiante en Munich. La primera carta oficial del ex Santo Oficio el teólogo brasileño la recibió, sin embargo, el 19 de mayo de 1975, a propósito de los libros Jesucristo liberador y La resurrección de Cristo y la nuestra en la muerte. Y a partir de entonces Roma ha vigilado ininterrumpidamente la fecunda producción teológica del franciscano.

Pero ha sido, sobre todo, con la llegada a la presidencia del tribunal romano del cardenal alemán y teólogo Josep Ratzinger cuando se ha llegado paso a paso hasta el actual proceso. Lo cierto es que si el "bueno padre Boff", como llama el mismo Ratzinger en sus cartas privadas al fraile franciscano, o bien "el pío Boff", ha sido constreñido a pasar a través de un proceso del ex Santo Oficio, ello se debe a toda una serie de razones bien concretas que no reúnen quizá otros teólogos actuales ciertamente menos ortodoxos a los ojos de Roma.

En primer lugar, Boff, junto consu hermano Clodovis, también religioso, y su hermana María Lina, monja, constituyen una institución en la Iglesia de Brasil y en toda América Latina. Es una familia que combate junta (juntos han llegado los tres a Roma) para crear en el nuevo continente una unagen de Iglesia distinta de la clásica y tradicional europea. Ellos piensan que hay que buscar un modo nuevo de piesentar el Evangelio a los explotados del Tercer Mundo y a cuantos se empeñan, en una lucha seria de liberación. Los tres han seguido siempre y están hoy día dentro de la institución de la Iglesia. Los tres son religiosos que viven su fe en medio de los pobres, sin demasiadas pretensiones ideológicas. Y se sienten apoyados y alentados no sólo por sus superiores religiosos, sino por la parte más representativa de la Iglesia de Brasil.

Basta pensar que a Roma han ido para estar con Boff en estos días de su proceso ante el ex Santo Oficio nada menos que el presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil, Ivo Lorscheider, que es también el presidente de la Comisión Doctrinal de la Iglesia brasileña; el cardenal y arzobispo de Fortaleza, Aloisio Lorscheider, y el arzobispo de Sáo Paulo, cardenal Evaristo Arns. Y que todos ellos han aprobado ya anticipadamente la respuesta que Boff ha hecho en 50 folios a los seis folios de acusaciones y preguntas que con fecha 15 de mayo pasado el cardenal Ratzinger le había enviado, anunciándole además que la Congregación para la Doctrina de la Fe,la haría pública aun prescindiendo del resultado del coloquio. En dicha carta se afirma que su libro Iglesia: carisma y poder sostiene una doctrina "peligrosa" para la entera comunidad de los creyentes. La respuesta escrita por Boff ha sido estudiada y retocada incluso por los obispos y cardenales brasileños que lo sostienen. Y es este apoyo de la Iglesia de Brasil el que ha hecho quizá considerar "al buen padre Boff" más peligroso si cabe por el tribunal romano. Ya que este apoyo de sus superiores religiosos y de prelados de envergadura ha hecho que sus libros se conviertan en una lectura importantísima para la formación de miles de cristianos brasileños y más allá.

Lo que más preocupa en Roma de los escritos de Boff es la crítica que hace de las instituciones del poder de la Iglesia, crítica que el teólogo brasileño basa en argumentaciones históricas más que teológicas, recordando cómo los antiguos santosde la Iglesia habían sido aún más duros y severos que él en su lenguaje contra lajerarquía romana y contra el mismo Papa, empezando por el "dulce san Antonio de Padua". Al mismo tiempo, Boff se ha convertido en el teólogo de la liberación más seguido, en el campo pastoral de toda América Latina, y el más peligroso porque no funda su análisis en argumentos marxistas, aunque personajes como Granisci hayan influido en su investigación intelectual. Es todo este conjunto de cosas el que, si por una parte hace de Boff un personaje del universo teológico actual más conservador que otros compañeros suyos, al mismo tiempo lo convierte, paradójicamente también, en uno de los más peligrosos y revolucionarios para Roma.

No por casualidad mientras el ex Santo Oficio ha permitido que el proceso al teólogo Gutiérrez se hiciese en Colombia ante la comisión doctrinal de aquella Conferencia Episcopal, que por cierto no condenó al teólogo progresista, dicho privilegio se ha negado a Boff a pesar de la reiteración con que había sido pedido tanto por el interesado como por la misma jerarquía de Brasil. Roma ha temido que la absolución de Boff habría sido plena si el proceso, en vez, de en Roma, se celebraba en Brasil. Queda también el hecho de que los escritos, la figura y el empeño de fray Leonardo Boff han despertado en todo el mundo, y no sólo en Brasil, una auténtica ola de solidaridad, la más heterogénea, hasta el punto que el fraile franciscano se ha presentado ante el tribunal de Roma con más de 40.000 testimonios de apoyo que le han llegado espontáneamente de los cinco continentes. Entre las firmas, cartas y telegramas figuran desde cardenales y obispos (más de 50 estos últimos) a hombres políticos, magistrados, teólogos de muchas universidades, enteras comunidades de base y grupos de obreros. Ha habido obispos, como uno de Haití, que él mismo fue recogiendo firmas de solidaridad con fray Leonardo Boff por toda su diócesis.

Todo hace pensar que están en juego en este caso, más que los problemas intemos de una teología más o menos avanzada, toda una visión de las relaciones entre Roma y la Conferencia Episcopal de Brasil, la más avan zada e inquieta de la Iglesia de hoy. Boff y sus ideas sobre la teología de la liberación constituyen una bandera de la Iglesia progresista, que considera los ataques a su teólogo inás estimado como un ataque sordo a toda la actividad posconciliar de la Iglesia de Brasil. Por eso se han expuesto incluso obispos y cardenales, defendiéndole, a dejarse condenar con él. Por su parte, Boff ha comprendido que está en juego una visión nueva de la Iglesia en América Latina, la cual se está extendiendo a otras zonas del Tercer Mundo, sobre todo las africanas.

La Iglesia de América Latina será en el año 2000 la mitad de todo el catolicismo mundial. Las iglesias africanas están creciendo enormemente. Ambos continentes, en su parto más viva y creativa, están apostando por una Iglesia muy diferente de la puramente romana; la quieren reinventar a partir de la base, del concepto de pueblo de Dios. Ellos afirman que lo hacen "en fidelidad a la raíz primitiva y auténtica del mejor cristianismo". Roma piensa, al revés, que desean inventar una Iglesia que no corresponde a la verdadera y única del Fundador. El pulso será largo, duro y difícil. Lo de Boff es sólo una primera escaramuza.

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