La unión libio-marroquí
No deja de ser preocupante que a nuestros uniformados defensores les resulte preocupante, militarmente hablando, la unión libio-marroquí. Ya se sabe que el divertimiento preferido de los militares consiste en plantearse supuestos bélicos hasta el momento en que puedan llevarlos a la práctica, pero resulta peligroso y malintencíonado que cualquir acontecimiento internacional de orden poítico sea transformado por alguna ociosa mente atlantista en suma y resta (cuadro comparativo de armamentos, al parecer, debe decirse) del número de soldados, del número de tanques y de aviones, del número de bardos y submarinos de los supuestos beligerantes. Flaco servicio realiza el comandante Fernando Ripoll (artículo del día 27 de agosto) al entendimiento pacífico y voluntarioso entre los pueblos, convirtiendo ante los ojos del desprevenido lector español en amenazante enemigo a una nación de la que seguramente no conoce ni su posición geográfica. Aunque tranquilizador resulta saber que a la hora de comprar los aviones F-18A ya se consideraba al territorio libio como posible destinatario de su diplomática carga. Pero, claro está, también es sabido que losenemigos de mis amigos son mis enemigos, aun cuando jamás lo hayan sido o pudieran llegar a ser lo, y aun cuando, como es el caso de Libia, se trata de un país situado a algunos miles de kilómetros de distancia y habitado por tres millones de personas que, como nosotros mismos, desean vivir en paz si es posible. Hay persona.s que rememoran el espíritu de una España reconquistada e imperial jugando con los tableros estratégicos que les ha regalado su amigo americano. Esto sí. es paranoia, y qué triste es que, encima, sea una paranoia importada.-
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