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El Gobierno polaco estudia la posibilidad de condenar al exilio a los que disientan

El Gobierno polaco estudia la posibilidad de introducir una reforma en el Código Penal que permita el destierro del país y la condena temporal al exilio de los que se opongan al orden constitucional vigente de forma insistente y probada, anunció ayer en Varsovia el portavoz gubernamental, el ministro Jerzy Urban.El proyecto se encuentra en una fase de estudio entre los expertos, pero Urban declaró que "algunos países fuera de Europa estarían dispuestos, bajo determinadas condiciones, a acoger a esas personas" condenadas al exilio. La medida que se estudia es insólita en la legislación polaca, que no autoriza a condenar a sus ciudadanos a penas de destierro.

En otros países del llamado socialismo real, el destierro y privación de la nacionalidad se aplicó en varias ocasiones contra intelectuales disidentes e incómodos para el régimen. La República Democrática Alemana aplicó la medida contra el cantautor Wolf Biermann, en noviembre de 1976, y la Unión Soviética, contra el escritor Lev Kopelev, en enero de 1981. En Polonia, la pena de destierro no existe en el Código Penal, pero el líder sindical Lech Walesa tuvo miedo de que, con ocasión de la concesión del Premio Nobel de la Paz, no se le permitiese el retorno al país, en diciembre de 1983, si acudía a Oslo para recoger el galardón.

Con la posibilidad de enviar al exilio a sus enemigos políticos, el régimen polaco trata de encontrar un instrumento adecuado para hacer frente a la oposición sin necesidad de recurrir al encarcelamiento en el propio país, lo que supone, una causa permanente de reivindicación y movilización popular. Antes de la concesión de amnistía, con ocasión del 40º aniversario de la República Popular de Polonia, el Gobierno negoció con los presos políticos más destacados la posibilidad de enviarlos al extranjero, a un país de su elección. En aquellas negociaciones intervinieron representantes de la jerarquía católica y del secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar. Los presos rechazaron categóricamente la posibilidad del exilio. La detención, y condena a dos meses de cárcel de los líderes sindicales de Silesia, Wladyslaw Fransyniuk y Jozef Oeinior, con ocasión del cuarto aniversario de los acuerdos de Gdansk pone de manifiesto que los presos amnistiados quieren continuar el enfrentamiento al régimen, que busca, con la posibilidad de enviarlos al exilio, un instrumento más para combatir a la oposición.

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