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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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La tragedia del KAL 007

El sábado 1 de septiembre se cumplió el primer aniversario de la brutal y absurda destrucción del vuelo 007 de la compañía aérea Korean Air Lines (KAL). La Unión Soviética aún no se ha ofrecido a pagar ninguna indemnización por haber derribado el avión. De hecho, la Unión Soviética nunca ha reconocido haber cometido el error de causar la muerte a 269 personas inocentes. Por el contrario, los dirigentes soviéticos han dado a entender públicamente que estarían dispuestos a repetir la misma acción.Al recordar esta tragedia inútil es importante tener en cuenta lo que ocurrió realmente. Un avión comercial coreano se desvió de su rumbo y violó inadvertidamente el espacio aéreo soviético. Un caza soviético. lo derribó sin identificarlo adecuadamente, sin ponerle sobré aviso debidamente (y sin justificación).

La tragedia del KAL 007 fue resultado no del error de navegación del avión, sino de la reacción soviética a ese error. La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) dispone de procedimientos, reconocidos internacionalmente, para abordar y tratar situaciones en las que aviones civiles se salen de su rumbo. Los rusos no siguieron esos procedimientos establecidos por la OACI antes de tomar la iniciativa.

Desde los primeros días después del derribo, la propaganda y el mecanismo de desinformación soviéticos han estado trabajando a toda máquina con el fin de inculpar a cualquiera menos a si mismos. Durante el último año su maquinaria ha estado fabricando mentiras en profusión con la esperanza de convencer a los defensores de la teoría de la conspiración, aquí en Estados Unidos y en el extranjero, de que el KAL 007 era un avión espía.

Propaganda soviética

Irremediablemente, parte de la propaganda soviética ha sido recogida y redifundida por otros que están muy atareados aprovechándose de las.lagunas inevitables que tenemos en nuestro conocimiento de lo realmente acontecido. Esto ha dado lugar a todo un género de teorías sobre aviones espías, que parten de la premisa de que el Gobierno norteamericáno tiene parte y culpa. Las personas que mantienen tales teorías dan por sentado que, forzosamente, alguien en Estados Unidos tenía que estar al tanto de que el avión se había desviado. El hecho de que no se intentara avisar al avión -según la teoría del avión espía- significa que, o bien dirigimos intencionadamente al avión hacia el espacio aéreo soviético, o bien permitimos pasivamente que el avión continuara desviado de su rumbo para sacarle provecho al asunto con fines de espionaje.

Informe imparcial

Lo cierto es que Estados Unidos no utiliza aviones civiles para misiones de espionaje y que, no había relación alguna entre el" KAL 007 y los servicios de inteligencia norteamericanos. No conocimos el hecho de la desviación del avión comercial coreano, ni el del derribo, hasta varias horas después de que hubiera ocurrido la tragedia. Sólo los soviéticos sabían dónde se encontraba el avión: lo siguieron durante dos horas y media antes de derribarlo.

Es más, no existe ni una sola prueba verosímil que apoye la teoría de la conspiración. El derribo fue investigado extensamente por dos equipos internacionales diferentes, compuestos por expertos imparciales a las órdenes de la OACI. Entre los datos dados a conocer en su informe estaban los siguientes:

- El KAL 007 salió de Anchorage, de acuerdo con la práctica habitual de Korean Airlines, a fin de que el avión aterrizara en Seúl alrededor de las seis de la mañana, hora en que comienzan a funcionar los servicios de aduanas y de inmigración del aeropuerto.

- No hay constancia de que la tripulación se percatará en ningún momento de la desviación del avión a pesar del hecho de que el avión voló a lo largo de la misma trayectoria desviada durante unas cinco horas y 26 minutos.

El informe que la OACI sacó en el mes de diciembre también incluía las siguientes conclusiones:

- La Unión Soviética no se esforzó exhaustivamente en la identificación del avión a través de la observación visual de avión a avión.

- El avión fue derribado por al menos uno de los dos misiles aire-aire disparados desde el caza interceptor soviético, a cuyo piloto se le ordenó, desde su unidad de comando y control en tierra, que "pusiera fin al vuelo".

El derribo anterior

En base a los informes de la investigación de la OACI, el consejo de la misma organización acordó en marzo, por mayoría aplastante, condenar el uso de las fuerzas armadas contra el KAL 007. Veinte países votaron a favor de esta resolución, con la única oposición de la Unión Soviética y de Checoslovaquia.

Pero ésta no fue la primera ocasión en que los soviéticos derribaron un avión civil. En 1978, cuando un 707 de Korean Airlines se desvió acercándose a Murmansk, el piloto del caza interceptor soviético identificó al avión, confirmando su naturaleza civil, pero se le ordenó que lo derribara de todos modos. En aquella ocasión, afortunadamente, sólo se produjeron dos muertes, porque el piloto del 707 consiguió aterrizar sobre un lago helado.

Acontecimientos como éstos acentúan los problemas que tiene la comunidad internacional y cualquier Administración de Estados Unidos en sus relaciones con la URSS. Debemos ser realistas. Por mucho que nos horrom rice la insensibilidad soviética, no nos sorprende; no nos podemos permitir ese lujo. La primera lección que se aprende de tales tragedias es que, en primera instancia, los rusos siguen tendiendo a utilizar la fuerza para imponer sus puntos de vista, pasando por alto las leyes, los usos y costumbres internacionales.

Para arreglárnoslas con un país que, a pesar de las normas básicas internacionales, prefiere disparar primero y explicar después, tenemos que ser fuertes a fin de proteger nuestros intereses, a fin de ayudar a nuestros aliados a defenderse y a fin de mantener las frágiles normas de conducta y de civismo que se han ido instaúrando a lo largo de los años. Debemos estar firmes y pacientes cuando intentemos negociar soluciones equilibradas a los muchos problemas a los que nos enfrentamos.

Aunque quizá no les agrade, ésta es una política que los rusos comprenden y que deberían respetar. Como también es la política que más probabilidades tiene de lograr resultados duraderos.

Richard Bart es subsecretario de Estado para Asuntos Europeos de la Administración Reagan.

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