La política de extradición y sus variaciones

Le MondeLa decisión sobre la extradición de los vascos reclamados por Madrid no tiene sólo carácter jurídico, sino también político. Antes y después de que una nueva mayoría llegara al poder en Francia, el derecho no ha servido más que para disfrazar una serie de cambios que se han introducido en una política que, desde hace años, era titubeante.Cada Gobierno ha reafirmado su respeto al derecho de asilo, tradición francesa cuyos orígenes se remontan a los tiempos de la Revolución. (...) El Gobierno Fabius se encuentra con las mismas dificultades que sus antecesores. Según un viejo principio republicano los autores de crímenes políticos no deben ser extraditados. Pero, ¿implica esto que el derecho de asilo haya de ser acordado a ciegas?

Los Gobiernos sucesivos han respondido a esta pregunta con diferentes actitudes, de acuerdo con sus estimaciones de las consecuencias de cada caso. (...)

Bajo el anterior septenato, el Gobierno no tuvo que pronunciarse sobre la extradición de militantes vascos, pero sí decidió privarles del estatuto de refugiado político, dado que España se había convertido en país democrático. Tal decisión, en realidad, no fue sino un gesto de comprensión ante Madrid. (...)

En aquel momento aún no habían llegado los socialistas al poder. Y este argumento fue utilizado desde París para explicar que España quizá no había alcanzado todavía los niveles de democracia que Giscard le atribuía (...). Por su parte, la justicia francesa, cuyo dictamen es necesario pero no suficiente (la decisión final pertenece al Gobierno), ha permanecido insensible a la victoria de la izquierda. (...)

Aunque la decisión sobre las extradiciones pertenezca, en último término, al Gobierno, éste encuentra a veces mecanismos para frenar la acción judicial (...)

A pesar de la actitud extremadamente celosa de algunos policías, este mecanismo falla en ocasiones, pero en conjunto el sistema funciona bien. De dicho sistema se beneficia en la actualidad Toni Negri, uno de los ideólogos de la Autonomía Obrera italiana (...)

Todas estas consideraciones contribuyen a relativizar el alcance de la nueva doctrina sobre la que el Gobierno pretende fundamentar su decisión sobre la extradición a los siete militantes vascos juzgados en Pau. (...)

El cambio de actitud de la izquierda coincide en el tiempo con la publicación de dicha doctrina, la cual fue celebrada como se merecía por parte de Madrid. Pero el verdadero cambio se remonta a la visita de Felipe González al Elíseo en diciembre de 1983. El jefe del Gobierno español regresó a Madrid satisfecho de haber convencido, finalmente, a Mitterrand de que se pusiera de su lado en la lucha contra ETA. Ciertamente, el camino ya había sido allanado con anterioridad, gracias a las gestiones del rey Juan Carlos cerca del presidente de la República. (...)

30 de agosto