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La revolución de la ciclosporina

La ciclosporina ha sido la llave que ha abierto las puertas de la medicina práctica a los trasplantes de hígado, según el doctor Eduard Jaurrieta, quien, en equipo con el doctor Carles Margarit, ha realizado 12 trasplantes hepáticos en la residencia de Bellvltge. La historia del trasplante de hígado no es tan espectacular coma la de corazón, pero comenzó ya en la década de los cincuenta. Los pioneros fueron los profesores Moore, en Boston, y StarIz, en Denver que en 1963 realizaron los primeros intentos "Aquella era una apuesta a largo plazo y los resultados iniciales no fueron precisamente boyantes", según el doctor Jaurrieta En 1967, el doctor StarIz realizó el primer trasplante que superaría la barrera del año. A partir de esa fecha, nuevos equipos se fue ron sumando a las investigaciones en Estados Unidos y Europa, hasta alcanzar, en la actualidad, más de 600 trasplantes. El índice de supervivencia al cabo del año es del 70% y aparte de la muchacha de Denver que ya lleva 14 años con un hígado trasplantado, otras cinco personas han superado la barrera de los 10 años y 30 la de los cinco.A diferencia de otros trasplantes, en el de hígado el primer problema ha sido de técnica quirúrgica. Se trata de una operación que dura entre 10 y 12 horas y tiene un gran riesgo de hemorragia. Los mayores escollos han sido la sutura de la arteria y la vena Porta y de la vía biliar. Pero el factor que ha permitido el impulso definitivo del trasplante de hígado ha sido la ciclosporina. La descubrieron los laboratorios Sandoz en 1980, pero todavía se comercializa sólo en cuatro países: Estados Unidos, Alemania Federal, Suiza e Gran Bretaña.

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El segundo 'boom' de los trasplantes

"El sistema inmunológico del organismo reacciona ante injerto con la misma virulencia que ante cualquier otro cuerpo extraño hasta que consigue rechazarlo totalmente", explica el doctor Jaurrieta.: "Por eso se han tenido que utilizar desde el primer momento drogas como la aziatropina, para reprimir el sistema inmunológico e impedirle fabricar defensas contra el nuevo órgano. Pero el reverso de la moneda es la indefensión total del organismo ante otras agresiones, incluso tan nimias como un resfriado. La ciclosporina, en cambio, actúa selectivamente sobre los linfocitos, la subpoblación celular que interviene directamente en el rechazo, pero sin disminuir excesivamente el conjunto del sistema inmunológico".

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