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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una iniciativa imaginativa

LA OFERTA del Gobierno a ETA para efectuar unas negociaciones de paz en el País Vasco (ver EL PAIS de ayer) ha de ser considerada con tranquilidad y reflexión. Las primeras reacciones de las distintas fuerzas sociales recogidas por este periódico sobre esta iniciativa política manifiestan un primer grado de sorpresa, que no hace sino testimoniar que el Ejecutivo del Estado ha tomado, con audacia y sin temor, la búsqueda de una salida imaginativa a los problemas de convivencia del País Vasco.No es de extrañar que las fuerzas que, desde dentro y también, desde fuera de aquella comunidad autónoma, juegan desde posiciones contrapuestas a. crispar la convivencia ciudadana y a alimentar el clima de enfrentamiento civil, orienten en estos días toda su capacidad para debilitar la posición del Gobierno y hacer imposible la buena marcha de esta iniciativa.

Esta oferta a la negociación constituye una novedad en los planteamientos realizados por el Gobierno de Felipe González. Desde su toma de posesión, el Ejecutivo ha venido ejerciendo una fuerte presión en el terreno estrictamente policial, facilitado por el cambio de actitud francesa, que ha venido dificultando las acciones terroristas. La siniestra participación de los terroristas del GAL al otro lado de la frontera ha creado también un terror¡ sino de respuesta en el santuario francés. Es cierto que los responsables gubernamentales han venido realizando a lo largo de este último año y medio vagas ofertas para que los terroristas depongan la actividad armada y cesen en los crímenes y las extorsiones. !in embargo, con el anuncio realizado ayer, que contempla la posibilidad de abrir cauces de negociación y hasta entrevistas públicas con dirigentes de la organización, el Gobierno establece con claridad y precisión por vez primera la posibilidad de poner fin al tormento del terror en el. País Vasco. Pensamos, por, tanto, que se trata de uno de los actos políticos más significativos del actual Gobierno. .

Durante estos años hemos venido reiterando que la búsqueda de una paz estable en el País Vasco constituye un elemento esencial para la estabilización del orden constitucional y que el cese de la actividad terrorista es una condición necesaria para la normalización de la vida política en aquella comunidad autónoma. Tambien hemos repetido que la erradicación del terrorismo no era una cuestión de simple eficacia policial, sino que se requiere articular conjuntamente medidas políticas que vacíen las bases sociales de las bandas armadas y permitir tambien la reinserción social de quienes abandonen definitivamente esa siniestra actividad.

Por eso el ofrecimiento realizado ayer por el Gobierno ha de merecer el apoyó y la comprensión de la sociedad española. El Gobierno, al ofrecer una salida negociada para que los terroristas depongan las armas, lejos de ofrecer una imagen de claudicación o de debilidad, muestra precisamente una madurez y una seguridad en su actuación que ponen de manifiesto precisamente su estabilidad y coherencia.

Es todavía pronto para saber con exactitud la respuesta que esta iniciativa tendrá en las bandas armadas, pero será desde este momento un ejercicio de cinismo el acusar al Gabinete de que carece de iniciativas políticas para erradicar el terrorismo. La primera reacción de ETA de aceptar la negociación circunscrita a los puntos recogidos en la llamada alternativa KAS no hace sino confirmar el desconcierto generado en las filas de la organización y la incapacidad de diar una respuesta imaginativa a un nuevo planteamiento. Es prematuro aventurar también si este paso dado por el Gobierno socialista constituye el principio del fin del terrorismo aparecido en época de la dictadura o simplemente constitutirá una oportunidad malograda. A lo largo de los próximos meses veremos el grado de respuesta y éxito que puede tener una iniciativa de este tipo. Un fenómeno terrorista como el de ETA es un asunto complejo, cuyo definitivo desmantelamiento no es cuestión de meses, y la experiencia demuestra que no existan fórmulas milagrosas. Por eso es bastante necesaria una actitud solidaria y carente de mezquindad de todas las fuerzas sociales y políticas para recorrer el largo camino que supone la erradicación del terrorismo.

El Gobierno, no obstante, debiera meditar que el Partido Nacionalista Vasco constituye el principal partido de aquella comunidad autónoma y que su participación en las soluciones políticas que estabilicen a largo plazo la vida pública requiere de su colaboración. Marginar una realidad tan evidente como ésta es mal principio en política y puede constituir un error de graves consecuencias. En esta misma edición de hoy se recogen las prime ras reacciones del presidente del Gobierno vasco. Cualquier persona sensata que conozca mínimamente los problemas que aquejan a Carlos Garaikoetxea, y por en cima de extemporáneas salidas de tono, la actitud del lendakari ha de ser valorada con justeza, y su actitud de colaborar con el Gobierno socialista en poner fin a la violencia no puede ser puesta en duda.

Por lo demás, esta iniciativa del presidente González y el ministro Barrionuevo se inscribe verdaderamente en lo que se llamó la política del cambio. Es decir, decisiones políticas nuevas, capaces de dar soluciones a los problemas enquistados de la convivencia española y que pueden conducir a la modernización de nuestro país.

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