La prolongada ausencia de la vida pública de Constantín Chernenko aumenta las especulaciones sobre su declive físico
El prolongado silencio y la inusual falta de actividad pública que desde hace varias semanas rodean al líder soviético Konstantín Chernenko (oficialmente de vacaciones desde el 15 de julio), han acrecentado los rumores en los medios diplomáticos de Moscú y en algún sector de la población de la URSS sobre un empeoramiento de su estado de salud e incluso sobre una pérdida real de poder frente a los miembros que integran el Politburó del partido comunista.La información publicada ayer por The Washington Post -que sitúa a Chernenko en una clínica de Moscú, afectado por una dolencia cardiaca- no ha podido ser confirmada por EL PAIS, que ha obtenido en diversas instancias, oficiales la misma respuesta: "El secretario general está de vacaciones".
El anuncio oficial de éstas se hizo el pasado 15 de julio. Se dijo que Chernenko iba a disfrutar de su descanso en Crimea (en el mar Negro), pero no se especificó cuántos días duraría este descanso ni cómo pensaba disfrutarlos.
En estos 44 días, el líder no ha hecho aparición pública alguna, y tampoco declaraciones para la radio. Sólo ha suscrito oficialmente la carta enviada el pasado día 12 al pacifista irlandés Sean McBride. Este prolongado silencio de Chernenko contrasta con la extraordinaria campaña de imagen y de publicidad que le rodeó desde el momento de su elección como secretario general del PCUS el pasado 13 de febrero (cuando aún no había sido enterrado su antecesor Yuri Andropov). La Unión Soviética vivió entonces un bombardeo de noticias y fotografías que pretendían consolidar inmediatamente la figura de un líder nada carismático.
Sorprende igualmente que Chernenko no haya aprovechado. estos días de descanso estival para dar otra imagen (como hacía Leonid Breznev) más humana, más relajada. Breznev solía invitar a algún líder del Este, con quien aparecía fotografiado en los periódicos o en la televisión. Andropov no pudo practicar esta política de imagen como consecuencia de la enfermedad que le retiró de la escena pública durante nueve meses. Sin embargo, fueron frecuentes sus declaraciones políticas por escrito y sus propuestas de negociación hacia Occidente, que siempre dieron sensación de control de la situación política soviética.
Chernenko ha tenido oportunidad de suscribir alguna de estas declaraciones durante los dos últimos meses, pero no lo ha hecho. Por ejemplo, sobre la situación en Centroamérica o en Oriente Medio, o sobre la controvertida broma electoral del presidente norteamericano, Ronald Reagan. En Moscú se piensa que Andropov ya hubiera respondido enérgicamente a Reagan. No obstante, pese a la campaña de imagen, el balance de la gestión política de Chernenko desde el pasado mes de febrero aparece muy pobre: ninguna declaración política original, ninguna propuesta de diálogo concreta y la continuidad de un aparato que funciona con la misma inercia de la etapa Andropov e incluso más lento.
Chernenko es un hombre enfermo desde el mismo día que accedió al poder. Fuentes diplomáticas occidentales de Moscú comienzan a estudiar ahora con más atención las tensiones internas del Politburó que la propia salud de su líder.
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