Ocio y cultura, la fórmula del éxito para Cantabria
VÍCTOR GIJÓN, La Univerdidad Internacional es, sin duda, el epicentro de la movida cultural santanderina, cuya influencia se extiende más allá de las paredes casi centenarias del palacio de la Magdalena. Si los cursos para extranjeros fueron en las décadas de los cincuenta y los sesenta el único nexo de unión entre, una acartonada capital de provincia y las liberales-libertinas democracias occidentales, los cursos de la Universidad Internacional, primero bajo el rectorado de Raúl Morodo, ahora con el de Santiago Roldán, han conseguido la difícil síntesis entre ocio y cultura. De las actividades culturales de la Universidad surgiría la idea del Festival Internacional de Santander, al comienzo de los cincuenta, convertido hoy en otro polo de atracción cultural santanderina.
Pero la UIMP no es sólo conferencias, coloquios, seminarios, cursos y encuentros. Es también la ocasión para que profesores y alumnos quebranten los límites de la estricta relación académica. El conferenciante, salvo excepciones, deja de serlo para convertirse en un activo miembro más en la noche santanderina, desde el mismo momento en que abandona su actividad docente. Guiados por los ya iniciados o simplemente por la intuicíón, los activistas de la cultura veraniega inician, nada más concluir las actividades de la tarde, el éxodo masivo hacia la ciudad. Con un cierto corporativismo, producto del contacto estrecho que se produce en conferencias y coloquios, la noche santanderina se afronta por grupos homogéneos y, según posibilidades, con una cita con la nueva cocina o con los chiringuitos ¿osteros, donde prima el pescado.
Al filo de la medianoche, las terrazas de la plaza de Italia, frente a las playas del Sardinero, se convierten en la cita obligada para todos aquellos que no han querido o podido encontrar aco modo en.la plaza Porticada, ante un ballet internacional, una or questa sinfónica o un destacado grupo de teatro. Es en el sopor de la cena donde se fraguan los planes siguientes y donde la edad -mental más que real- bifurca los caminos. Para el funcionario madrileño o el veraneante caste llano ya metido en años y habi tual del estilo santanderino, asi como para algunos conferencian tes y artistas, la atracción del ca sino, situado en la misma plaza, es determinante.
El madrugón de las 10
Para el resto, la calle Panamá estrecho túnel de menos de 50 metros, emporío de música y sudor, será el destino provisional de una noche que se sabe dónde comienza, pero, que mantiene abierto el interrogante sobre su final, Si se busca algo más que música disco, dos citas punkies donde los indígeneas hacen hueco a los foráneos, el Pershing, y Cruela de Ville, son obligadas.
La larga noche santanderina se deja notar a la mañana si guiente en la asistencia a los cursos. y seminarios. Pese a que su inicio se haya fijado a la inhabitual hora académica de las 10 de la mañana, los asistentes van retrasando su llegada según avanza la semana. Incorporación tardía dificultada por las recientes instrucciones que impiden el paso a las aulas una vez iniciada la conferencia. La rigidez del horario también pone en dificultades a algunos directores de seminario, que deben actuar en las mañanas santanderinas no sólo de despertadores de sí mismos sino del conferenciante programado para ese día. Pese al horario apretado, son muchos los que renuncian a la comida para buscarse un hueco en las playas cerParias. Tarea dificil si lo que sebusca es reposo interesante, si es el Contacto con el otro veraneo el que se desea.
Las playas de la capital, por- su cercanía a ésta, son no sólo el punto de cita del veraneante ocasional, sino de la gran mayoría de -los santanderinos que continúan en sus tareas laborales. Para los más avisados, las lanchas que unen el muelle céntrico de la ciudad y el Puntal, lanza de arena de la interminable playa de Somo, son el recurso preferido. El éxodo que la intransigencia de algunos y la ambigüedad de la autoridad municipal generaba para quienes practican el top-less ha remitido con la permisibilidad, igualmente ambigua, con que el alcalde de Santander se ha enfrentado a dicha práctica en las playas de la capital. Los que optan por el desnudismo tampoco encontrarán problemas en playas no demasiado alejadas, 20 kilómetros desde Santander, donde únicamente la aislada acción de los mirones pone la nota discordante a un ambiente de total libertad.
La falta de información y la comodidad hacen que muchos visitantes de ocasión marchen de Cantabria sin adentrarse en su interior, a excepción de la casi obligada visita a Santillana del Mar. Otros sólo abandonan su retiro santanderino para acudir a conferencias seleccionadas, con ribetes de actos de afirmación. Así, Emilio Romero logró reunir en torno a él, en uno de los clubes privados de mayor raigambre, al ex presidente del Gobierno Carlos Arias Navarro junto a Antonio María Oriol y Urquijo y Emilio Botín.
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