Vida de un intelectual público
Octavio Paz nació en la ciudad de México el 31 de marzo de 1914. Acumuló una amplia formación universitaria, que profesionalmente canalizó hacia el ejercicio de la diplomacia. Funcionario de carrera del servicio exterior mexicano, trabajó en distintas embajadas. En Japón fue encargado de negocios; en Francia y la India, embajador. Fue precisamente en este país, en 1968, cuando tomó la determinación de abandonar su actividad profesional para dedicarse a la que él llama política marginal y en señal de protesta por la matanza de estudiantes en la plaza de Tlatelolco. Esta determinación le ganó la admiración de la intelectualidad mexicana, que en su mayoría profesa actitudes políticas de izquierda. Pero los mismos que le apoyaron entonces le atacan con igual ferocidad ahora por haber hecho del anticomunismo uno de los ejes de su actividad pública.La obra de Paz tiene tres vertientes básicas: la poesía, el ensayo humanístico y la crítica literaria, que casi siempre suele situar en un contexto histórico. Según el escritor, "mi pasión es la poesía y mi ocupación es la literatura", pasión que convierte en "una tentativa de asimilar ciertas formas de la poesía precolombina", ocupación que le ha hecho publicar ensayos como El laberinto de la soledad (1950), El arco y la lira (1956), Las peras del olmo (1957), Puertas al campo (1966), Corriente alterna (1967), Los hijos del limo (1974), El ogro filantrópico (1974), El mono gramático (1974), así como No pasarán y 1936, estas últimas dedicadas a la guerra civil española. Uno de su más reciente trabajo de análisis literario es Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, editado en 1982 y fruto de ocho años de trabajo. En poesía, Libertad bajo palabra (1958), Salamandra (1962), Ladera Este (1969) y Vuelta (1976) constituyen hoy el volumen completo editado por Seix Barral en 1979 y titulado Poemas (1935-1979).
Como características de su extensísima producción literaria, el escritor y filósofo Ramón Xirau destaca tres: la lucidez de los planteamientos, la vasta cultura y la originalidad de sus puntos de vista. En su poesía, Paz reconoce que sus primeros trabajos son herederos de los últimos surrealistas franceses. "Me siento ligado a poetas franceses como Baudelaire, Mallarmé y Apollinaire, pero yo mismo me veo más cerca de la poesía española, sobre todo de Quevedo y Góngora, en la etapa clásica, y de la generación del 27 en nuestros días. A ellos añadiría Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado".
En el campo de la crítica ha cultivado no sólo los estudios sobre poetas contemporáneos, sino muy especialmente sobre: artes plásticas: Chillida, Tàpies, Miró, Rufino Tamayo, tratados a veces desde la actitud del ensayista, otras veces desde el punto de vista del poeta.
Premiado con múltiples galardones literarios, entre ellos destacan el Premio Cervantes de Literatura 1981, el Ollin Yolitzli mexicano de 1980 así como el Premio Neuestadt, Internacional de 1982.
Babelia
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