Antonio Suárez ganó el festival de cante de las Minas
Antonio Suárez, de Sevilla, ha sido el gran triunfador del XXIV Festival Nacional del Cante de las Minas. Se llevó el gran trofeo Lámpara Minera, dotado, además, con 125.000 pesetas, el primer premio en cante andaluz y el segundo en cartageneras. Suárez hace un cante valiente, formalmente correcto pero carente de subrayada jondura. La decisión del jurado fue ruidosamente protestada por una parte considerable del público. Personalmente me gustó más la minera cantada por Curro de Lucena, a quien se otorgó el segundo premio.Otro gran triunfador fue el madrileño Basilio Villalta, con dos primeros premios, en los grupos de cartageneras y restos de cantes mineros. Cantó muy bien Villalta, el público le aplaudió a rabiar y todos contentos. Otro madrileño que también se llevó premio fue Antonio Izquierdo, Merenguito, el segundo del grupo Restos de cantes mineros; sin embargo, no se le había dejado pasar a la final en tarantas y cartageneras, que había hecho de manera casi impecable en la semifinal.
Javier de Montenegro, granadino, ganó el primer premio de malagueñas. Creo que tampoco esta decisión del jurado fue acertada, dejando en cambio sin premio a un gran malagueñero que se llama Rogelio Beltrán Domínguez, el Puebla.
Barquerito de Fuengirola obtuvo el primer premio en el grupo de tarantas y Antonio Castillo Sarabia, el Gaditano, el segundo. Son dos cantaores muy conocidos por esta tierra, premiados en ediciones anteriores y que conocen bien los cantes de aquí.
José Antonio López Rufo, el Rufo, que venía con bastante cartel de Andalucía, me defraudó. Llegó a la final en el grupo de cante andaluz y se llevó el segundo premio cantando malamente por tientos-tangos.
Por último está el premio a otros cantes del Levante que se llevó Manuel Ferreiro Díaz, Morenito de Jaén, un tremendo artífice del gorgorito que desbancó a Ildefonso Pinto, quien hizo para mi gusto una granaína con mucha mayor enjundia flamenca. Pinto fue otro hombre que se quedó in justamente sin premio, y que en sernifinales había cantado muy bien por peteneras y por mineras, sin alcanzar la clasificación en los grupos respectivos.
Pepa Montes bailó soleares y bulerías, en una actuación inusitadamente breve que no satisfizo mucho.
Volviendo al concurso, ya se sabe que casi nunca llueve a gusto de todos, y ésta es una ley inapelable que se debe aceptar. Los organizadores de La Unión piensan ya en la edición del próximo año, en que el Festival cumplirá sus bodas de plata. Hay propósitos de rectificar en algunos aspectos que se está viendo son inoperantes tal como se hallan actualmente planteados, principalmente se desea hacer una criba de candidatds mucho más drástica en las fases previas a la final.
Esperemos que los buenos propósitos se cumplan, y que este Festival, el único junto al de Córdoba con categoría oficialmente reconocida de nacional, y uno de los que cuenta con más dilatada historia, siga adelante ganando prestigio y dándolo a los cantes de esta tierra.
Babelia
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